Cáncer

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Sonrió débilmente hacia su familia, no le agradaba para nada que lo vieran en tal situación, siempre lo han contemplado lleno de vida y más que todo, salud. La cual lo abandonó hace un tiempo atrás, como mínimo hace dos años y medio. Las articulaciones y el pecho le dolían hasta morir, sus pulmones se encontraban inflamados y de vez en cuando se llenaban de líquido. Tosía frecuentemente cosa que alarmaba a sus hijos y esposo, tenían miedo, no más que él.

De solo pensar que posiblemente no los vería de nuevo lo asustaba, amaba con todo su corazón a su gran familia y odiaría dejarlos solos, más ahora que Peter estaba por graduarse de la universidad, Harley de la secundaria, y sus pequeñas María y Morgan pronto cumplirían quince, sus hermosas mellizas que, aunque ya sean señoritas, seguían siendo sus bebés, todos lo eran.

Nuevamente un dolor punzante a sus huesos le hizo quejarse, Tony, su amado castaño le acercó un pañito limpio para cubrirle la boca pues, nuevamente la tos comenzó. Al verlo halló sangre, suspiro agotado, se había acostumbrado a ella, su fiel amiga desde que la enfermedad comenzó.

—Estarás bien amor, te lo aseguro.

¿Cuantas veces escucho eso? ¿Cien, doscientas, trescientas veces? La repudiaba. No le garantizaba nada en absoluto.

—Quiero... descansar. Estoy muy cansado Tony, solo quiero dormir.

Asintió dejándole un dulce beso en la frente, sonrió apagado hacia él y sus hijos que comenzaban a salir para marcharse y volver al otro día. Ya no podría volver a casa hasta que la quimio mostrará buenos resultados, o hasta que muriera. Regresaría en un cajón, es lo más seguro, este tratamiento era muy poco probable que funcionase.

Gracias a el todo su cuerpo dolía y sangraba, su cabeza se sentía estallar, y que decir de sus pulmones, que eran los más afectados pues de ahí venía la enfermedad. Los doctores dijeron que el cáncer llevaba tiempo desarrollándose y que los síntomas aparecieron hasta ahora. Perdió su hermoso cabello rubio, perdió peso, perdió... su brillo, pero hacia el intento de mantenerse positivo por sus hijos y Tony, que esperaban verlo levantarse y regresar junto a ellos.

¿Podrá lograrlo? ¿Podrá salir de ese asqueroso infierno llamado cáncer y de esas malditas agujas, líquidos, operaciones y exámenes llamada quimioterapia?

Tener esos pequeños tubos incrustados en sus fosas nasales es incómodo, la aguja que pinchaba su mano y que por ahí, podían mandarle el suero que necesitaba es incómodo, la mascarilla que debían ponerle en ocasiones, es incómoda, las pastillas son asquerosas... todo era horrible.

La comida que antes le gustaba, ya no podía comerla por su seguridad, le restringieron algunos platos y esas cosas. Sí quería salir a tomar aire tenía que hacerlo en compañía de alguien, enfermera, enfermero o familiar, y en silla de ruedas ya que sus piernas tendían a fallar, varias cosas fallaban desde que el mal se esparció en su cuerpo.

Debía descansar y despertar al otro día para seguir en una lucha que se le apetecía sin fin.

•••

—Aquí estamos papi—la rubia, sentándose en la cama y cogiendo su mano le sonrió dulcemente.—vinimos otra vez para verte.

—Gracias hermosa—dijo con voz suave.—¿Donde esta papá?

—Vendrá en la tarde con nuestros tíos—hablo Morgan reposando en el mueble que está ahí en su cuarto de hospital.—quisimos venir antes que ellos—levantándose llegó hasta él y beso su mejilla, para después acariciar su cabeza calva.—eres muy lindo papá, ¿Lo sabes verdad?

—Lo sé, no te cansas de decírmelo—rió ahora tocando el sedoso cabello castaño de la adolescente.—ustedes también son preciosas.

—Lo sabemos—dijeron ambas para luego reír.

—Hola... ¿De qué nos perdimos?—regreso Harley con dulces y jugos en las manos.—¿Puede alguien ayudarnos? Venimos cargados.

—Ven aquí inútil—se burlo Sarah provocando la risa molesta y sin gracia de su hermano mayor.

—Ja, ja, muy graciosa.

—Ya no vayan a comenzar—se quejo Peter entrando al frío cuarto.—Morgan, ayudame con esto, ten—le entrego parte de la mercancía que traía.—¿Y cómo está el ser más hermoso del mundo mundial?—sonrió contagiando con la misma a Steve.

—No lo sé, ¿Acaso no estás bien?

Todos rieron. Si, sufría y mucho, pero con solo ver reír y hacer bromas con sus bebés le alegraba el día.

—Muy chistoso papá, todos sabemos que yo soy el Stark Rogers más guapo de la familia—se señaló a si mismo instando a sus hermanos y padre a reír.—solo digo la verdad.

Ya en la tarde logro reunirse y compartir un poco más con sus amigos. Recibió la agradable noticia de que sería tío, Natasha estaba embarazada. Se emocionó mucho, solo esperaba poder conocerlo, debía resistir hasta ese día aunque sea. Bucky no dejaba de abrazarlo, Sam de platicarle como le fue en su nuevo trabajo, Wanda estaba por casarse con Visión y quería que estuviera ahí, ojalá, había dicho en voz baja. Scott le mostraba trucos de magia y Peter Quill... le contaba chistes.

El resto de la noche estuvo con Tony, abrazado a él y contándole sus síntomas, hablando de cualquier tontería que se les ocurriese.

—Te amo, jamás lo olvides—beso casto sus labios.—eres lo mejor, después de nuestros hijos, que me a pasado en esta vida Steve Rogers, recupérate pronto y volvamos a casa—repartió besitos por todo su rostro haciéndole reír.

—Yo igual te amo Tony Stark, con mi alma. Y aunque no prometo nada, si sé que siempre los tendré en mi corazón cielo, nunca... me dejes solo ¿Sí?—bostezo de pronto sintiéndose cansado.—tengo sueño Tony.

—¿Sueño? Pero si acabas de despertar amor.

—Tony no es eso... no me siento bien, no quiero...—cerro los ojos sosteniendo entre sus débiles dedos el saco del castaño. Lágrimas incontenibles no tardaron en brotar.—me duele... yo...

—¿Stevie que pasa? Me asustas abre los ojos... ¿Steve? Hey—palmeó la mejilla del hombre para despertarlo, pero no reaccionaba. Alarmado comenzó a moverlo.—¡Steve, Steve! ¡Cielo no me hagas esto, Steve! ¡Despierta Rogers, Rogers!

El estrés y el miedo se apoderaron de él, el cuerpo del antes rubio comenzó a convulsionar y las máquinas mandando alertas lo llenaban de más pánico.

¡Un médico! ¡Que alguien llame un puto médico! ¡Mi esposo se va, rápido!

•••

Todo, absolutamente todo estaba en paz y en silencio. Cuanto extraño ver el azul del cielo desde afuera y respirar el aire puro mientras lo sentía chocar contra su rostro. Sonrió feliz.

Había mejorado considerablemente desde aquella vez en la que pensó moriría, aún puede recordar perfectamente la sensación de estar ahogándose con su propia sangre y escuchar, pero muy lejos, la voz de Tony llamándolo con desesperación.

Sus articulaciones seguían doliendo, pero ahora podía soportarlo. Debía continuar tomando pastillas, seguir con sus chequeos y demás por qué, aunque estuviera meramente bien, podría decaer nuevamente, cosa que no quería. Por ello cumplía la palabra de su doctor al pie de la letra.

Estaba en silla de ruedas, pero no sería para siempre. A su lado, Tony lo acompañaba como siempre, sosteniendo la silla con una mano para que no se fuera colina abajo.

—A partir de ahora todo mejorará... ¿Cierto?—preguntó besando su cabeza. El cabello volvió a crecer, con más brillo y corto.

—Claro que si—sonrió sintiendo el como era abrazado por la espalda. Llevo sus manos hasta las otras y se dejó hacer.—todo... será mejor.

No era seguro. Pero al menos podría estar un poco más al lado de su familia. Amando y consintiendo a su esposo.

—Gracias por estar conmigo siempre Tony. Te amo.

—Y yo a ti cielo. Y yo a ti.

Solo Stony Donde viven las historias. Descúbrelo ahora