Alguien para ti

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Baji abrió los ojos odiando la deslumbrante luz blanca y el pitido constante del monitor de signos vitales. Tiene la garganta seca y dolor en varias partes del cuerpo, pero antes de que pueda articular palabra, un peso adicional le roba el aliento por unos segundos y le hace jadear de dolor. Podría quejarse y sacarse de encima la molestia en menos de cinco segundos, pero escucha el "Baji-san" que es susurrado como una oración, casi como una súplica e inmediatamente se relaja y cede. Porque reconocería esa voz entre miles.

—Chifuyu, hombre, déjalo respirar, que lo vas a matar —se burla Mikey, con esa sonrisa altanera que se carga cuando no sabe qué es lo que debería decir. Cuando finge que todo está bien y esa maldita sonrisa no le está costando toda su entereza.

Esa sonrisa que Baji ha aprendido a reconocer, pero no a cambiar.

En condiciones normales, Baji se habría soltado a reír ante la broma, pero Chifuyu solo se estremece y se aparta con cuidado de su lado, cabizbajo. Es demasiado pronto para bromear con ello. Duda seriamente de si algún día podrá bromear con ello si Chifuyu está presente.

—¿Qué pasó? —demanda, a sabiendas que su último recuerdo lo coloca con un cuchillo firmemente clavado y la idea de ser él mismo el que se mandase al otro lado.

—¿Qué qué pasó? No me jodas con esa pregunta Baji, bien sabes la estupidez que hiciste —le reprocha Mikey, con un deje de exasperación, quebrando un poco su fachada de indiferencia.

Baji está casi seguro, que, si no lo ha zangoloteado para meterle su versión de "sentido común", es porque su condición es más crítica de lo que puede llegar a ver. Y por más cabrón que pueda llegar a ser Mikey en ocasiones, no quiere causarle daño.

—¿Y bien? —inquiere, esperando que alguno de esos dos se suelte de lengua y empiece a dar explicaciones de porque no está con San Pedro.

—Takemichi llamó a emergencias en el momento en que Kazutora te apuñaló, por suerte lograron llegar a tiempo —explica escueto su vice capitán, a Baji no le pasa desapercibido la forma en que aprieta y relaja los puños.

—¿La pelea? —pregunta, aún sin ser capaz de hilar los caóticos pensamientos que le sobrevienen ahora que no se encuentra bajo la influencia de la adrenalina y la desesperación que le embargaron al creer que sus amigos se matarían entre ellos como no hiciera algo para detenerlos.

—Se suspendió ante la aparición de la policía. No esperabas que los paramédicos llegaran solos a un lote baldío, ¿o sí? —interviene Mikey, quizás entendiendo que se negará a hablar de otra cosa mientras no sepa qué diablos pasó.

Chifuyu que le conoce tan bien, lee la pregunta implícita que no se atreve a hacer, no en presencia de Mikey al menos.

—Kazutora está bien —susurra a medias—, deberías preocuparte más por ti, Baji-san.

Se relaja considerablemente ante esa afirmación, con el conocimiento de que no hay forma en que el otro pueda mentirle, no en algo tan serio. Aunque no deja pasar el reproche velado en el tono de voz de Chifuyu.

—Lo siento, Mikey —suelta de improviso, sobresaltado al otro.

Parece un jodido karma que la segunda vez que se disculpa con uno de sus mejores amigos, sea a consecuencia de que Kazutora y él la han jodido de nuevo. Esa mala costumbre tiene que parar.

Mikey niega con la cabeza y le sonríe, acercándose para palmear su hombro.

—Me alegra que estés bien, Baji —y con esas palabras, toda la tensión de la última semana se desvanece.

Asiente con la cabeza, porque no sabe qué más decir, quiere explicarle todo con santo y seña, pero que Mikey no esté pidiendo explicaciones es indicación de que ya lo sabe, o al menos, lo sospecha.

Alguien para ti - BajiFuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora