Encuentro Con Un Ángel

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Edwin Jarvis era un hombre rutinario y sencillo, a pesar de estar desempleado, cumplía con una rutina diaria, despertarse a las 6 am, bañarse, cambiarse ropa, tomar el tren de las 7 am, llegar al centro de la ciudad a las 8, comprar un café negro, comprar el periódico al mismo niño que se paraba justo al frente de la cafetería, dirigirse a Central Park y sentarse en la misma banca justo al frente la laguna. 

Todo era remotamente normal, personas haciendo ejercicio, los patos de la laguna zambulléndose y comiendo pan que las personas les tiraban.

Abrió el periódico y comenzó a leerlo mientras tomaba café, no le importaba mucho los noticiarios, compraba el periódico más que nada por los anuncios de empleo, hace unos 3 meses que había llegado a Estados Unidos buscando nuevas oportunidades y un nuevo comienzo y hasta el momento no había encontrado nada. 

Como todos los días vio los anuncios de trabajo y nada le llamó la atención, un tanto frustrado, bajo el periódico y se encontró con algo muy peculiar. 

Un pequeño niño de no más de 6 años, con cabello castaño y ojos grandes color chocolate lo veía fijamente, se sintió un poco nervioso, pero al momento se recriminó, era un niño tal vez estaba perdido, se reacomodo en la banca. 

—Hola pequeño ¿Estás perdido? —vio como el pequeño volvía de su trance —¿Necesitas ayuda para buscar a tus padres?

 El niño lo vio un poco nervioso para después responder

 —Solo si me responde una pregunta —dijo decidido.— ¿Es usted un ángel? —el británico quedó estático y halagado, no se consideraba atractivo, pero tampoco era alguien desaliñado. 

—Yo... —No término de hablar debido a que se alarmó por un gritó que provenía cerca de ellos. 

—¡Tony! —grito un hombre de negros cabellos, se notaba agitado, como si hubiera corrido una maratón.— Maldita sea, dos segundos ¡Dos segundos! Te quité los ojos de encima por dos malditos segundos y te fuiste mocoso de pacotilla —Se acercó al pequeño niño y lo tomó entre sus brazos, al británico la escena le pareció de lo más tierna, por alguna razón la presencia de ese hombre le llamaba mucho la atención.

Vio como el pequeño niño se impacientaba y se removía entre los brazos del azabache. 

—¡Papá! ¡No! ¡Bájame! Esta es la única oportunidad que tengo, Ya encontré al ángel si lo pierdo ahora ya no podrá ayudarme. —el pelinegro lo miró fijamente, no entendía a lo que su hijo se refería 

—¿Ángel? ¿De qué estás hablando Tony? —pregunto el mayor. 

Con su pequeña manita apunto al hombre que se encontraba en la banca, lo miró un tanto incrédulo, era bastante guapo, es que guapo le quedaba cortó, era todo un Adonis, el hombre de verdad era de su tipo, pero no podía darse el lujo de dejarse llevar por la apariencia. 

—No es un ángel hijo —suspiró mientras trataba de suprimir una risa —Solo es un británico. —el pequeño lo miró curioso. 

—¿Cuál es la diferencia? —pregunto con inocencia mientras ladeaba un poco la cabeza.

Soltó una pequeña risa, ya sentía que su corazón estaba devuelta, acomodó mejor al niño entre sus brazos, se acercó a la banca donde se encontraba el hombre. 

—Disculpe las molestias que pudo haber causado mi hijo ¿Señor...? —se acercó al hombre, casi se le derrite el corazón al ver como el inglés le regalaba una sonrisa. 

—Jarvis, Edwin Jarvis, no se disculpe no me causo problema alguno, ¿Señor...? —preguntó cortes ojiverde. 

El azabache se acomodó sus cabellos y sonrió con soberbia, el orgullo siempre siendo una gran característica de su linaje. 

—Stark, Howard Stark —respondió, tal vez fue idea suya, pero vio un pequeño brillo en los azules ojos del inglés, esa idea le dio una pequeña compresión en el pecho, un poco perdido en el tiempo vio su reloj y se exaltó. 

—Demonios llegaremos tarde, bien hijo sujétate bien de papá —acomodó al pequeño en su espalda y agarro sus piernas, mientras que el castaño ponía sus brazos en sus hombros. —Adiós simpático inglés —se despidió para después echarse a correr con el niño en su espalda.

Edwin se quedó perplejo, se llevó la mano a su rostro y lo cubrió su apenas perceptible sonrojo ¿Qué le estaba pasando? él no era así, después de lo de Ana no se había sentido así con nadie ni tampoco quería sentirse así de nuevo, termino su café y se paró para botarlo en el basurero más cercano, agarró el diario se dispuso a caminar por las grandes calles de New York para ver si encontraba algún vacante en un empleo a unas cuantas cuadras, sin embargo no tuvo existo alguno. 

Tal vez tendría más suerte mañana.

Se fue a su pequeño departamento, no era lujoso ni nada, pero servía para poder dormir a salvo, se empezaba a preocupar no llevaba más de 3 meses en ese país y sus ahorros comenzaban agotarse, debía conseguir un trabajo pero ya.

Se quitó los zapatos, se fue sacando la ropa, necesitaba un baño y preparar la mejor ropa que tuviera para mañana ir a buscar empleo. 

Tomó una rápida ducha y se colocó su pijama, se acostó en el colchón y suspiro, tenía muchas en las que pensar, estaba decidido en quedarse en ese país no podía regresar a Inglaterra, necesitaba un cambio y lo lograría, claramente era difícil que a un ex militar del ejército como él encontrará trabajo haciendo cualquier otra cosa, lo único que sabía no le servía de nada en ese país, había decidido dejar esa vida en el pasado, todo lo que vivió en Inglaterra debía dejarlo en el pasado, este era su nuevo comienzo. 

Inconscientemente recordó la escena del parque y sonrió, sin duda ese par era todo un caso, sin duda esos dos eran del todo sorprendentes, un niño tan pequeño con una pronunciación casi perfecta, sin mencionar esa personalidad totalmente excéntrica, el azabache no estaba mejor, se veía demasiado joven para ser padre, no debería tener más de 26 años, recordó esos cabellos negros despeinados junto a ese bigote perfectamente recortado adornando esa perfecta y hermosa sonrisa además del leve sonrojo que tenía por haber corrido. 

Se golpeó internamente ¿En qué estaba pensado? Solo era un joven que vio una sola vez, ilusionarse siempre había sido su problema donde sea que estuviese, pero está vez no sería así.

Se removió en el colchón y cerró los ojos con brusquedad, mañana sería otro día, lo más probable es que no volvería a ver a ese par.

Y ese pensamiento en lo más profundo de su ser por alguna razón lo inquietaba.

Ángel [Jaward AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora