Capítulo 20

11.2K 1.2K 639
                                    

Advertencia. Los capítulos 20, 21 y 22 contendrán escenas +18🧐 (notifico de antemano los demás).

Arizona

Arizona recorrió el departamento por décima vez esa noche para cerciorarse de que todo estuviera en orden. La ansiedad le llevaba consumiendo desde el segundo en el que le hizo la invitación a Jesse. Apenas había podido dormir.

Desde la mañana en la que había discutido con Adam, no lo había vuelto a ver. Él había intentado llamarla e incluso se presentó en la entrada de su edificio para tratar de enmendar las cosas, sin embargo, fue Mandy la que tuvo que deshacerse de él con amenazas de llamar a la policía. Al principio pasó un par de días con los ánimos por el suelo, no solo por el dolor que acarreaba una ruptura amorosa, sino por las cosas que él le había dicho, por la desconfianza y por el menosprecio. Sin embargo, el hecho de que no le doliera de la manera en la que había imaginado y que a los días quien ocupara su mente fuera Jesse, le hizo darse cuenta de que no estaba enamorada de Adam.

Eso no quería decir que sus sentimientos hacia él no hubieran sido profundos. Sino que no eran tan profundos como para sumergirse en una nube incesante de desconsuelo y desamor. De hecho, desde que había llamado a Jesse la noche anterior, el dolor por la pérdida de Adam había desaparecido casi por completo.

Ahora solo podía pensar en la cena, en qué temas de conversación querría sacarle a Jesse, en si él se atrevería a besarla o si ella debía dar el paso, en si él llegaría en pijamas como habían acordado o si, por el contrario, la dejaría en ridículo —porque ella sí que se había uniformado con su mejor pijama navideña—. Arizona entendía a la perfección lo que aquella cena significa y, sobre todo, a lo que podía conllevar.

Y ella estaba dispuesta a todo.

No le importó que lo de Adam hubiera sucedido hacía unos días. Llevaba esperando por aquel tiempo a solas con Jesse casi desde su primera llamada. Le parecía increíble cómo ya habían pasado dos meses desde entonces.

El timbre sonó y corrió hasta el intercomunicador.

—¿Sí?

—Venir en pijama fue mala idea, me estoy congelando. Creo que voy a morir —dijo Jesse.

Ella sonrió.

—Sube al piso tres, departamento B.

Pulsó el botón para que la puerta del edificio se abriera y entonces la parte más difícil comenzó. En cualquier momento llegaría y su corazón se aceleraba más con cada segundo. Repasó su apartamento con una sola mirada, roció ambientador por sexagésima vez y comprobó que no tenía mal aliento.

«Bien. Aquí vamos, Ari».

Cuando escuchó los golpecitos en la puerta, pensó que se desmayaría. Caminó con lentitud y con las piernas amenazando con desplomarse. Cuando la abrió, lo encontró ahí, con un pantalón de pijama, un abrigo encima, y un bolso colgado del hombro.

—Hola —lo saludó, esbozando una sonrisa.

A pesar de que sabía que ambos estaban interesados románticamente en el otro y que lo más probable era que terminaran besándose esa noche, ella se decantó por solo sonreírle. No se acercó demasiado y le dejó la puerta abierta para que entrara al apartamento con confianza.

—Hola —contestó él, un poco tenso.

Lo ayudó a dejar el bolso en una de las sillas de la cocina y le ofreció algo para tomar. Al principio todo fue un poco robótico, y es que no sabía cómo proceder. Sabía lo que quería esa noche, mas no cómo alcanzarlo.

Al otro lado de la línea [+18] ✓Where stories live. Discover now