First Kiss ━ SunKi

I

— Deberías decirle que te gusta — murmuró Jungwon hacia Sunoo, quien miraba el hipnotizante cuerpo de Ni-ki bailar frente al gran espejo. El menor suspiró y apoyó su mentón en la palma de su mano.

— No puedo, enserio es imposible. Lo intenté hace unos días pero me puse nervioso y fracasé — respondió.

— ¿Y qué planeas hacer? No te quedarás callado todo este tiempo, Sunoo. Apenas debutamos, nos queda mucho tiempo juntos, y si no le dices nada entonces...

— Suficiente — puchereó Sun, harto de la situación.

Sunoo conoció a Ni-ki en el programa de supervivencia tan solo unos meses atrás. Inmediatamente quedó flechado ante su menor, pero su vergüenza lo vencía por completo y las veces que intentó confesar sus sentimientos, su boca se secaba y no salía palabra alguna.

Ahora, sólo unas semanas después de su debut oficial, el rubio se estaba volviendo loco y no sabía si podría mantener sus sentimientos escondidos más tiempo. Su personalidad abierta no se lo permitía.

— Sólo digo que deberías dejar de lado tu vergüenza aunque sea un par de minutos y después verás como reacciona — volvió a hablar Yang.

— ¡Vaya! ¿Cómo no lo había pensado? — exclamó Sunoo fulminando con la mirada a Jungwon, el sazón sarcástico claramente perceptible.— Créeme que si fuera así de fácil ya lo hubiera hecho, pero es que vivir con otros cinco miembros no ayuda mucho.

Una de las tantas veces que Sunoo se propuso hablar con Ni-ki, se encontraban en la habitación donde todos dormían. Aprovechando el estar solos, apenas un sonido salió de la boca de Kim, Jay entró corriendo a la habitación, gritando que Jake lo quería golpear. Entonces, Ni-ki tuvo que separarlos y los tres salieron de la habitación, dejando sólo al pobre chico enamorado con las palabras en la boca.

— ¡Ya sé! — exclamó Yang acomodándose frente a Sunoo en el frío suelo de la sala de práctica, con la música que bailaba Ni-ki de fondo, ajeno a los dos mayores charlando. — Los sábados descansamos, ¿no? Ese día Heeseung y yo podemos distraer a los demás, mientras tú puedes buscar una oportunidad para decirle a Ni-ki eso. Nadie les interrumpirá. De eso me encargaré yo.

El mayor analizaba cada palabra y asentía lentamente. Hasta cierto punto la idea era buena

 y fácil, pero ahí creció una incógnita y a la vez una inseguridad dentro de él:

¿Y si Ni-ki no lo correspondía?

La inseguridad no formaba parte de él, algunas veces su timidez le ganaba y dejaba cosas sin hacer debido a ella, pero nada fuera de lo común.

En cambio, sentía que declarar sus sentimientos era algo de una carga más fuerte. Eran miembros ya de un grupo y debía pensárselo muy bien antes de hacer algo de lo que pudiera arrepentirse.