capitulo 3

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1 de septiembre. Un día que siempre había imaginado con emoción, pero que ahora se sentía lleno de tristeza. Me encontraba en el comedor, con los ojos nublados por las lágrimas mientras pensaba en la partida hacia Hogwarts. Sabía que después de ese día, ya no volvería a ver a Magic, Morte y Destiny por varios años. La idea de estar sola y sin mi familia, la que me había acogido y criado, me abrumaba. Mientras luchaba contra la tristeza, Lady Magic pareció leer mis pensamientos y me habló con su habitual serenidad.

"No te preocupes, Alex. Te hemos convertido en una maga excepcional y sabemos que podrás lograr todo lo que te propongas. No dejes que nadie te manipule", dijo, sus palabras llenas de confianza y amor.

"Gracias, Lady Magic. No tengo palabras para agradecerles todo lo que han hecho por mí. Haré mi mejor esfuerzo para enorgullecerlos", respondí, tratando de mantener la voz firme.

Con esas palabras, todos desaparecieron y una lágrima silenciosa escapó de mis ojos. Reduje mi baúl y me lo metí en el bolsillo, antes de desaparecerme en la estación 9 ¾.

Al llegar, la escena era conmovedora: niños despidiéndose de sus padres entre lágrimas, madres aconsejando a sus hijos mayores y pidiéndoles buen comportamiento. Observé a la multitud y, a lo lejos, vi a mi hermana Caterina. El tiempo también la había favorecido; su cabello castaño ondulado brillaba bajo el sol y su aura destilaba arrogancia, aunque su núcleo mágico era promedio. Estaba acompañada por nuestros padres y tíos, ajenos a mi presencia.

Un rato después, el tren comenzó a avanzar y me sumí en mi lectura para distraerme. No pasó mucho tiempo antes de que una interrupción tocara a la puerta de mi compartimento. Tres chicas, una pelinegra, una castaña y una rubia, tocaban respetuosamente. Les abrí la puerta, intrigada por su muestra de respeto.

"Hola, mi nombre es Pansy Parkinson y ellas son Astoria y Daphne Greengrass. ¿Podríamos sentarnos aquí? Los demás vagones están llenos", dijo Pansy con una sonrisa.

"Por supuesto, siéntense. Mi nombre es Alexandra Potter", respondí, aunque un pensamiento fugaz cruzó mi mente: *debería hacer algo para cambiarlo, no me gusta presentarme así*.

"¿Potter?", preguntó Pansy con una ceja levantada. "Yo creía que Caterina era hija única. Tú te ves y te comportas como una digna sangre pura, no como ella, sin ofender."

"No me ofendes", mentí con facilidad. "Detesto reconocerme como su hermana."

La verdad era que quería a mi hermana, pero no podía permitir que los demás lo supieran. Pasamos las horas de camino a Hogwarts riendo y charlando, desprendiéndonos un poco de nuestras máscaras pero sin perder la elegancia que nos caracterizaba.

Al llegar a la estación, un semi-gigante nos llevó en botes a través del lago hasta la profesora McGonagall.

"Los de primer año, por aquí", anunció Hagrid, el semi-gigante, con una voz profunda.

"Muchas gracias, Hagrid. Yo me encargo ahora", dijo la profesora McGonagall, antes de dirigirse a nosotros. "Formen una hilera y síganme."

Una vez que llegamos al Gran Comedor, la profesora McGonagall nos explicó lo que sucedería a continuación.

"En un momento comenzará la ceremonia de selección y quiero que recuerden que de ahora en adelante su casa será su hogar y su familia mientras estén en Hogwarts. Todo lo bueno que hagan aportará puntos a su casa, mientras que cada vez que rompan las reglas perderán puntos. Una vez aclarado eso, es hora de que comience la selección."

El sombrero seleccionador, colocado sobre un taburete, comenzó a cantar su canción tradicional. Después, la profesora McGonagall avanzó con un gran rollo de pergamino.

"Cuando yo os llame, deberéis poneros el sombrero y sentaros en el taburete para que os seleccionen", explicó. "¡Abbot, Hannah!"

La ceremonia continuó mientras veía cómo mis futuros compañeros eran asignados a sus casas. Cada nombre era un paso más cerca de mi turno. Sentía la tensión en el aire cuando finalmente escuché un nombre conocido.

"¡Potter, Caterina!"

El comedor entero quedó en silencio, seguido por murmullos. Caterina cruzó el Gran Comedor con arrogancia, disfrutando de la atención. "¡Gryffindor!" gritó el sombrero, y la mesa de los leones estalló en aplausos.

Entonces llegó mi turno.

"¡Potter, Alexandra!"

El silencio fue aún más profundo que antes. Todos pensaban que los Potter solo tenían una hija. Caminé con elegancia hasta el sombrero seleccionador, sintiendo las miradas de todos sobre mí. Dumbledore intentó entrar en mi mente con legeremancia, pero lo expulsé sin esfuerzo.

El sombrero murmuró en mi oído. "Mmh, ¿qué tenemos aquí, señorita Potter? Parece que guardas secretos. Tienes valentía para Gryffindor y trabajaste duro para llegar aquí como una Hufflepuff. Pero también eres muy inteligente e intelectual... pero tus cualidades más destacadas son astucia y ambición, así que..."

"¡SLYTHERIN!"

El comedor quedó atónito. Nunca se había visto a un Potter en Slytherin. Cuando todos reaccionaron, el banquete comenzó. El director presentó al plantel docente y realizó las advertencias de rutina. Durante la cena, hablé con mis nuevos compañeros: Draco, Thomas, Blaise, Theodore, Daphne, Astoria y otros. Nos hicimos amigos rápidamente, como si nos conociéramos de toda la vida. Nuestra magia se complementaba y nos unía.

Al final del banquete, el director envió a los prefectos a llevarnos a nuestros dormitorios. Caminé con mis nuevos amigos, sabiendo que este era solo el comienzo de una nueva etapa en mi vida. La vida en Hogwarts prometía ser un desafío, pero estaba lista para enfrentarlo con todo lo que tenía.

¿Yo la Elegida? Where stories live. Discover now