Capítulo 29

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Hoy hay maratón por el final de la novela. Abróchense los cinturones 🤓❤

Jesse

Estuvo a punto de pasarse las tradiciones por el sitio donde no le llegaba la luz.

De todas formas, se dijo que tenía que comportarse como un ser civilizado, como alguien que iba en busca de la paz y no la guerra. Por eso, se vistió con la camisa negra más elegante que tenía, unos pantalones oscuros y un abrigo del mismo color. Todo negro, como si estuviera en camino a un funeral.

Probablemente el suyo.

Llegó a casa de sus padres antes de la hora acordada, y tomó una gigantesca bocanada de aire al tocar la puerta. Cuando su madre lo vio, de inmediato lo abrazó e intentó comérselo a besos como si todavía tuviera tres años. Una vez que estuvieron dentro y él les entregó el par de botellas de vino que había comprado para la ocasión, su madre notó que no le había devuelto ni siquiera el abrazo.

—¿Cómo te encuentras, cariño? Teníamos tiempo sin saber de ti. Te extrañamos mucho en la cena de navidad.

—No creo que James y Holly pensaran lo mismo —soltó, ácido.

No era experto en tragarse las cosas que le incomodaban.

—Ya te habías tardado en traer el tema a colación —mencionó su padre, apareciendo por el pasillo que conectaba con la cocina—. Si tan solo hablaras con tu hermano...

—¿Para qué? ¿Para que me cuente lo feliz que es y deba sentir compasión por él? Porque no vine para eso. Solo he venido porque me lo has pedido. Estoy aquí para verte a ti —le dijo a Sherry, su madre, haciendo especial énfasis.

Jesse se llevaba bien con sus dos padres, sin embargo, siempre había sido más unido a su madre como era común en la mayoría de los hijos varones. Se había distanciado un poco de su padre, Gil, cuando este defendió a James tras el incidente de Holly.

Veinte años atrás, cuando él era todavía un niño que estaba por entrar a su adolescencia, Gil tuvo un amorío que estuvo a punto de acabar su matrimonio con Sherry. En aquel entonces Jesse no tomó bandos aunque siempre sintió empatía por su mamá, a quien vio llorar más veces de lo que un hijo debería aceptar.

Así que no le sorprendía que Gil apoyara a su hermano si después de todo ambos eran unos infieles y, si al caso íbamos, era probable que James se hubiera inspirado en su padre. Todo el tema de Holly causó que las relaciones entre Jesse y Gil se tensaran al máximo.

Lo que más le sorprendía era que su madre, habiendo sido víctima de una infidelidad, pudiera ponerse del lado de James. Suponía que era debido a un cariño maternal, pero no justificaba que recibiera a James y Holly como si nada hubiera sucedido. Como si no hubiera pasado los últimos años recibiendo a Holly en casa como la novia de Jesse, como la chica a la que casi le pide matrimonio.

Los labios de Sherry curvearon hacia abajo, demostrando que se había afligido con sus palabras.

—Jesse, cielo, hay bastantes cosas de las que hablar.

Él suspiró, rendido.

—No creo que dure mucho aquí, así que podemos ponernos al día mientras llegan tus otros invitados.

—Si has venido solo para incomodar al resto de la familia, entonces lo mejor es que no estés para la cena —espetó su padre, cruzándose de brazos y mirándolo con la molestia impregnada en aquellos ojos azules que él había heredado.

—¡Gil! —gruñó Sherry—. ¿Cómo puedes hablarle así a tu hijo? Puede que toleremos lo de James, pero también hay que entender que hay cosas que dolerán siempre.

Al otro lado de la línea [EN PAPEL] [+18] ✓Where stories live. Discover now