Capítulo 32

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Jesse 

Jesse llegó veinte minutos antes al encuentro. Se sentó en una de las mesas junto al cristal que fungía de pared del establecimiento y guardó las manos en los bolsillos de su abrigo oscuro mientras observaba con calma a los transeúntes del otro lado del vidrio.

No podía negar que estaba nervioso. Le era más fácil comportarse como una bestia rencorosa frente a Holly que ser moderado y maduro. Tras acceder a encontrarse con ella, sabía que no podía huir de la conversación cuando le placiera, eso no estaría bien; se había comprometido a escucharla, y no le quedaría de otra más que soportarlo hasta el final.

Respiró profundo cuando la observó entrar a la cafetería, con un abrigo blanco, una bufanda de distintos colores, sus ojos llenos de vida y sus labios pintados de rojo —color que elegía cuando iba a reuniones que consideraba muy serias—. Después de algunos años a su lado, era capaz de reconocer el motivo de cada una de sus acciones, qué significaba cada una de sus expresiones, incluso el porqué de su elección de ropa del día.

Holly paseó la mirada por el lugar y cuando vio a Jesse, sus mejillas se sonrojaron un poco y sus ojos se abrieron lo suficiente para delatar que, aunque estaba ahí para encontrarse con él, no dejaba de abrumarle su presencia. Caminó en su dirección con la barbilla en alto y con una sonrisa nerviosa.

—Estaba convencida de que no vendrías, pero me alegra que lo hicieras.

Jesse suspiró.

—Hola, Holly.

Le hizo una seña a la barista para que preparara los dos cafés que ya había pagado con antelación. Sabía cuál era el preferido de su exnovia, en especial en invierno, así que estuvo convencido de que no objetaría nada. Puede que resultara un poco invasivo y tampoco era como si disfrutara decidir por ella, pero no quería perder tiempo.

Ella se sentó frente a él con una expresión cautelosa.

—Gracias por darme la oportunidad de explicarme —comentó en una voz más suave. Él frunció los labios y asintió—. Sé que James y tú hablaron en Año Nuevo, me contó las cosas que te dijo y aunque es un buen resumen, creo que lo justo es que te cuente porqué permití que todo sucediera de esa forma.

Jesse suspiró y mordió el interior de sus mejillas. Recordó las palabras de Arizona y su propia experiencia.

—La situación te superó. He escuchado que le pasa hasta a las mejores personas. —Les llevaron el café a la mesa y él miró a Holly con mucha más seriedad—. ¿Siempre tuviste sentimientos hacia él?

—No, por supuesto que no —respondió, ceñuda.

—Tampoco me juzgues por pensar lo peor.

—No te juzgo por nada, Jesse. En realidad, entendería si me juzgaras a mí.

«Por supuesto que lo hago».

—No sabría decirte en qué momento exacto mis sentimientos hacia James comenzaron —continuó Holly—, pero no creas que lo disfrutaba. Al contrario, todo el tiempo me sentía confundida y hasta triste. Triste porque no sabía cómo afrontarlo o si era mejor esperar un tiempo a que se me pasara; lo último que deseaba era lastimarte. Nada mejoró cuando me di cuenta de que él se sentía de la misma manera. Era una tortura compartir el mismo ambiente porque no sabíamos cómo lidiar con lo que estaba pasando; por un lado se sentía bien vernos y por el otro era algo incorrecto.

»Decidimos no hacer nada, creyendo que de esa manera la atracción pasaría. Pensé que si me concentraba solo en nuestra relación, me libraría de confusiones, te volvería a querer solo a ti. Sin embargo, pasó todo lo contrario. Era como si mi subconsciente solo se centrara en tus defectos, en las cosas que empezaban a disgustarme de ti. Hice que nuestra relación se enfriara y se volviera algo desagradable.

Al otro lado de la línea [EN PAPEL] [+18] ✓Where stories live. Discover now