谷 .˙𓈒 Donde Heeseung le deja cartas a Sumin diciéndole todo lo que siente por siete días antes de que él se vaya del país.
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Heeseung admitía que sentía algo por la linda pelinegra de su grupo, Bae Sumin era su nombre. La chica había conquistado el corazón del castaño desde los 15 años; ya iban cuatro años desde que sintió algo y aún sigue sin lograr confesarse.
Pero su razón es como la de varios, tenía miedo al rechazo, sumándole el hecho de que es muy tímido y aún más al no ser amigos, si eran cercanos pero no tanto como para considerarse algo más.
Lee estaba tan sumido en sus pensamientos viendo a Sumin almorzar hasta que su amigo le pegó en el hombro.
—¿Y eso por qué? —se quejó mientras se sobaba y miraba a Jay.
—Te he estado hablando por cinco minutos pero solo estás viendo a Bae Sumin. —él se sonrojó al ver que lo había descubierto.
—¿Soy muy obvio?
—No es que seas obvio, sino, yo que sé que te gusta es obvio que la estás mirando. —lo tranquilizó mientras comía su almuerzo.
—Es que mírala, su linda sonrisa, su lindo lunar de la nariz, su preciosa personalidad...
—Sunghoon también es así y no te veo babeando por él —interrumpió su lindo discurso.
—El punto es, que la observo porque quiero confesarme antes de irme. —suspiró mientras la veía irse.
—Es verdad, te irás en una semana. ¿Puedes repetirme por qué?
—Mi padre consiguió empleo en Estados Unidos, y como es mejor sueldo obviamente aceptaron. Solo que quiere que vayamos toda la familia. —volvió a suspirar mientras jugaba con su almuerzo.
—Entiendo, no hay nada que puedas hacer.
—Gracias por los ánimos. —le sonrió sarcásticamente.
—Ya en serio, confiesate.
—Lo dices como si fuera fácil, lo he tratado de hacer por cuatro años y siempre me termino rindiendo. ¿Crees que soy cobarde?
—Un poco —Heeseung lloriqueó—, pero no te desanimes, aún puedes confesarte.
—¿Y cómo? No puedo ni hablarle bien, empiezo a tartamudear. —Jay seguía pensando para poder ayudar a su amigo hasta que recordó la película que veía con su novia.
