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Kirishima está más torpe que de costumbre.
Sus manos tiemblan mientras lleva un par de bandejas vacías, y aquello es algo que, lamentablemente, no puede controlar en estos momentos.
Pero mejor expliquemos un poco el contexto de esta situación.
Desde hace ya unos meses, Eijiro espera semanas enteras sólo para que sea viernes, a esta hora exacta, que es el momento preciso en donde puede ver a aquella misteriosa chica (seguramente, un ángel proveniente de sus sueños) sentada al lado del ventanal izquierdo del local.
La cara de idiota sonriente que tiene se nota a miles de kilómetros a la redonda. Su aura de niña contenta abunda y se respira como oxígeno en ese perímetro, pero se concentra más que nada en la cafetería donde se pasea, con los pies temblorosos.
¡Está tan feliz de verla otra vez!
Por lo que alcanza a ver de a pequeños instantes, su cabello negro reluce y está como siempre, lacio, rebajado hasta tocar a duras penas sus hombros. También puede apreciar la tonalidad pálida y delicada de su piel, que hoy día, era acompañada por un sonrojo que iniciaba en la punta su nariz, y se extendía por sus mejillas hasta llegar a las orejas.
"Dios..." piensa, embobada "Qué hermo-".
─ ¡Pelos de mierda!
La pelirroja da un pequeño saltito en el lugar al escuchar esa voz ya conocida, y finalmente levanta la vista; una rubia notablemente enfurecida la mira desde el ventanal que conecta el local con la cocina, y sus ojos reflejan las llamas de sus hornos.
─ Mmm... ¿Decías?
La sonrisa inocente que pone y los pasitos tiernos que da hasta la barra la salvan de unos cuantos insultos por parte de la contraria, quien termina rodando los ojos ante su estúpida amiga.
─ Que si la vas a atender, carajo─escupe, con una mueca─. Me llamó dos veces ya, y estoy evitándola para ver si de una vez te animás a ir vos, pedazo de boba.
Kirishima siente que su corazón de detiene por pocos segundos ante la idea de atender a su... ¿Platónica? ¿Debería llamarla así?
─ Bah, si no le terminás tirando la bandeja con el pedido encima, te dejo.
─ ¡Kats, no seas mala! No soy taaaaan-.
─ Ajá, no te creo─suelta, interrumpiéndola. Eijiro se ofende y hace una mueca─. Mejor hacé la prueba frente a mí, quiero ver si de verdad no sos tan volada.
La pelirroja hace una mímica burlona de las ultimas palabras de su amiga y se retira susurrando unos cuantos "ya va a ver esa boluda", "le voy a demostrar cómo se hace", "¿por qué aún somos amigas?".
Pero se atraganta con su saliva cuando casi choca con la mesa en donde ella está.
Qué suerte que la chica estuviera mirando para afuera en aquél vergonzoso momento.
