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𝓟𝓻𝓸𝓵𝓸𝓰𝓾𝓮 ♛

El caos se había desatado en Seúl. Era más que evidente que el mundo estaba llegando a su fin.

Gente corría por aquí y por allá, algunos peleaban por las cosas a golpes, otros simplemente tomaban lo que podían y se iban. Sin embargo, todos compartían un objetivo: Sobrevivir

Lo único más fuerte que el caos, era el miedo y el pánico que se apoderaban de las personas.

Todo ese desastre se debía, en su mayoría, a una enfermedad que había brotado en Asia y que se esparció rápidamente por el mundo.

Aquel que presentara síntomas como fiebre, dolor de cabeza, tos y vómito descontrolado, era un infectado que no tenía salvación.

No había ni una sola esperanza de una cura o vacuna que funcionara, pues el virus era extremadamente fuerte y resistente.
Ese hecho asustó a la población mundial, la cual comenzó a disminuir drásticamente, y fue cuando todo se salió de control.
La gente comenzó a pelear entre ellos por alimentos o suministros, los cuales sufrieron grandes desabastos que no contribuyeron para nada.

Todos querían vivir, sin importar lo que eso costara...

— ¡Por aquí! ¡Vamos! — les indicaba aquel padre a su familia, tratando desesperante de salvarlos — ¡Corran! ¡No se queden atrás!

¿Quién lo diría? Aquella familia tan normal integrada por ambos progenitores y un par de hijos, uno de seis años de edad y el mayor de veintitrés, en medio de toda esa lucha por sobrevivir.

Parecía como si hubiera sido apenas ayer cuando vieron en el noticiero televisivo sobre el primer caso de esa enfermedad, aquella mañana fresca y normal donde todos estaban reunidos en la mesa desayunando, preparándose para iniciar un día de trabajo y de escuela.

— Es la primera vez que se ve una infección como esta — decía el hombre de las noticias — Pero estamos seguros de que se logrará combatirla, como todas las demás...

Y ahí estaban, exactamente cuatro meses después, dentro de un supermercado donde todos peleaban por las cosas y huían de cualquiera que se viera enfermo.

Las masas de gente le bloqueaban la salida a la familia. No tenían forma de hacerse a un lado porque había personas por todos lados.

—Chicos — les llamó el padre — Tranquilos, estoy con ustedes, estamos con ustedes— le dirigió una rápida mirada a su esposa y luego volvió a mirar a sus hijos — Quiero que sean fuertes ¿de acuerdo? Pase lo que pase, sigan adelante y...sobrevivan ¿sí?

Sus hijos asintieron y la familia se abrazó con fuerza. La prioridad era sobrevivir y permanecer juntos.

—Los quiero mucho, a todos — habló el hijo mayor, con lágrimas de miedo asomándose a sus castaños ojos

— Nosotros también te queremos muchísimo, Jin...