primera parte.

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— ¿Ahora qué, Rindou? Ya te dije que no iré a ninguna fiesta — te diste la media vuelta y te envolviste más con la sábana de tu cama

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— ¿Ahora qué, Rindou? Ya te dije que no iré a ninguna fiesta — te diste la media vuelta y te envolviste más con la sábana de tu cama.

Desde hace un buen rato el chico estaba intentando levantarte diciéndote que irían a una fiesta, fiesta a la cual no querías ir, claramente. Para ti era mucho mejor quedarte en casa leyendo tu colección de mangas por décima vez. Pero Rindou no respetaba tu decisión y tampoco daba señales de querer hacerlo en algún momento. Empezabas a molestarte.

— ¡Vamos, ____ ! Será divertido, Ran también irá — de un jalón te quitó la sábana de encima y se tiró encima tuyo, de paso sacándote casi todo el aire. Te mataría si seguía con el mismo plan.

— ¡Rin déjame, me duele, imbécil! ¿No ves que pesas como una bestia? Bien se nota que te gusta romper huesos. — empujaste al más alto haciéndolo caer lejos de la cama. Seguido te levantaste y agarraste tu móvil.

Llamarías a Ran para que viniera por el perro de su hermano.

— ¿Hola, Ran? — hablaste una vez te respondieron la llamada.

— ¿___?, Que bien que me llamas, ¿haz visto a Rindou? Lo llevo buscando desde la mañana pero no aparece, busqué por todas partes y pensé que en el último lugar en el que podría estar era tu casa — su voz se escuchaba preocupada.

— Para eso mismo te he llamado — suspiraste — la bestia de tu hermano no deja de romperme los cojones con ir a una disque fiesta que habrá esta noche. Ha estado jodiendo desde buena mañana y no me deja dormir.

— ¡Ya es demasiado tarde! Duermes como un oso de invierno — habló desde el otro lado de la habitación.

— Cállate.

Una carcajada se escuchó en la otra línea telefónica y no hiciste más que rodear los ojos. Rindou solo te miraba sin haberse levantado del suelo — ¿En serio? Oh, pobre Rindou, le dije que te invitara para que fuera él el rechazado y no yo, aunque también pensé que por ser él te convencería.

— Tks, si tenían tantas ganas de verme en esa fiesta me lo hubieran dicho mucho antes y no hasta ahora.

— Nos lo dijeron recientemente, ayer por la noche, para ser preciso. South piensa hacer una pequeña celebración por su cumpleaños, y como tiene una nacionalidad diferente a la de nosotros, Rindou y yo pensamos en invitarte para ver cómo celebran los latinoamericanos.

Lo último mencionado por el de trenzas te convenció un poco. Habías escuchado que su jefe no era japonés ni tampoco asiático, y eso te llamaba un poco la atención. Las pandillas normalmente suelen ser lideradas por japoneses, era un poco inusual ver casos donde esto se contradice, o quizá, este era el único.

Con eso era más que suficiente para despertar en ti curiosidad por el jefe de los chicos, pero, a decir verdad, te causaba miedo estar cerca de dicha persona, pues era un hombre alto, tatuado y para el colmo era líder de una de las pandillas más poderosas en Tokyo.

OLHA A EXPLOSÃO | SOUTH TERANOWhere stories live. Discover now