Kasumi escuchó entrar a su hermana menor desde la cocina. El té de la tarde ya estaba listo.
-Estoy en casa-saludó la menor de las Tendo, sacándose los zapatos y dejando los libros sobre el buró.
-Akane, bienvenida. Lávate las manos y ven con nosotros a la sala, acabo de preparar un poco de té
-Sí, Kasumi!- respondió la chica con una sonrisa en los labios
-Oh, así que aquí estás, creí que seguías ''estudiando en la biblioteca", Akane- Ranma se apoyó a la pared junto al escalera con los brazos cruzados y una mueca burlona en el rostro
-Cállate, lo que yo haga o deje de hacer no es asunto tuyo- le replicó volviéndose hacia él-O acaso estas celoso, Ranma?
-Qué dices? Celoso yo, de una niña boba, fea y plana como tú?
-Eres tan infantil, madura Ranma. Tienes 20 años, no 16. Tus insultos ya ni siquiera me molestan
Akane dio por terminado el intento de discusión y fue a reunirse con su familia para tomar el té que Kasumi había preparado.
Kasumi sonrió gentilmente al verla llegar y se apresuró a extenderle una taza humeante de té de jazmín.
-Gracias Kasumi.-Dijo al tiempo que se sentaba en su lugar. Ranma llegó justo tras de ella e inmediatamente ocupó el sitio junto a su prometida. Ex prometida. En fin.
Ranma se había ocupado de traer más estudiantes al Dojo y Akane, bueno ella también había ayudado, pero ahora quien sabe por qué razón absurda estaba decidida a estudiar en la universidad.
Ahora que por fin habían conseguido reinstalar el Dojo Tendo y después del fiasco de su intento de boda, era realmente innecesario cumplir la promesa de matrimonio. O eso habían convenido sus padres.
Demonios, par de viejos inútiles!
La universidad era un sitio al que Ranma no podía acceder, por dos razones: no alcanzaba para la matrícula de ambos y él no lograba pasar el examen de admisión.
Punto.
Y así fue como durante los últimos ocho meses, ¡Ocho meses, por todos los cielos!, Akane se las había arreglado para desaparecer de su vista casi todo el día.
Y no había nada que él pudiera hacer para evitarlo.
[Te ves fea], [esa ropa no te queda], [subiste de peso?], [definitivamente no eres muy femenina].
Sí, él lo había intentado todo para disuadir a su odiosa prometida. Ex prometida.
Pero desde que entró a la universidad todo lo que Akane sabía decir incluía el inmundo nombre del tal Kota.
No le había visto la cara a ese desgraciado y ya lo detestaba con todas sus fuerzas.
[Profesor asistente Kota es tan inteligente], [El profesor Kota me felicitó], Kota esto, lo otro y lo otro!]
Terminaría por golpear a cualquiera si seguía de esa forma.
No es que él estuviera celoso. Es solo que Akane era muy boba y además tenía ese gusto por los hombres mayores, después de todo, el doctor Tofu había sido su primer amor.
-Kasumi, me sirves más té-dijo extendiendo su brazo sobre la mesa, casi rosando la mano de Akane, que de inmediato se levantó y se despidió aludiendo cansancio.
Bha!, Solo está estudiando, de qué puede estar tan cansada!. Para cansancio el de él, que tenía que lidiar con cinco grupos de estudiantes todos los días.
-Claro, Ranma-respondió como siempre la angelical Kasumi
Akane subió a su habitación y se dejó caer sobre la cama suavemente, tan despacio que se le hizo eterno el tiempo hasta que su cabeza descansó sobre la almohada amarilla.
Hundió el rostro en la superficie blanda y lloró en silencio. Tenía veinte años, su cuerpo había cambiado mucho y sin embargo el tonto de Ranma no dejaba de hacer comentarios hirientes sobre su figura.
Y aunque ella sabía que no le resultaba indiferente a sus compañeros en la universidad, no podía evitar sentirse mal cada vez que Ranma la juzgaba o la criticaba... Porque para ella la única opinión masculina que le importaba era la de el tonto de su prometido. Ex prometido.
Se quedó dormida sin darse cuenta y cuando despertó era casi medianoche. Tenía hambre, pero no creía correcto bajar y crear un lío en la cocina. Se giró sobre la cama y se estiró antes de decidir ir, al menos, por un poco de leche.
Bajó las escaleras con cuidado para no despertar a nadie y se coló en la cocina. Abrió la refrigeradora, tomó el cartón de leche y se sirvió medio vaso.
Escuchó ruidos en el jardín mientras bebía el frió líquido, pero no le dio importancia. Sabía que se trataba de Ranma. Y honestamente, lo último que quería era verle la cara a ese tonto.
Lavó el vaso y lo dejó junto al resto antes de regresar a dormir en su habitación.
.
.
.
-Buenos días, papá-Kasumi dejó el desayuno del patriarca Tendo sobre la mesa y se dispuso a servir el resto de los platos.-Buenos días, hija.-respondió el hombre dejando el periódico sobre la mesa.
Ranma y Akane comían en silencio cuando el teléfono de la sala resonó.
Nabiki que estaba por irse se ofreció a contestar.
-Familia Tendo?. Oh, la fiesta de disfraces? Claro, está desayunando pero se lo recordaré. Seguro que irá, a ella le encanta. Sí, jajaja gracias pero estoy organizando una fiesta en mi facultad y estoy a cargo del cobro de las entradas.-Nabiki colgó y se volvió para mirar en dirección a su familia, nadie excepto por Ranma parecía interesado en lo que ella diría. Todos parecían más interesados en comer. Menuda familia de glotones.
Daba igual, tenía el interés del más torpe e ingenuo de los chicos. Y, ella siempre sabía dónde poner la duda para alterarlo.
-Akane, Kota acaba de llamar para recordarte la fiesta de Halloween de mañana en Scramble Crossing.-anunció aún junto al teléfono
-Kota llamó?-Akane levantó la mirada hacia su hermana, confundida.
-Sí, acabo de confirmar tu asistencia, no vayas a dejarme mal
-Irás a una fiesta con tu profesor?-Ranma golpeó la mesa con sus palillos
-Y a ti que más te da, Ranma. No seas entrometido-se quejó la chica, levantándose.
-Es totalmente inadecuado que te relaciones con un profesor de esa manera!...Pero es cierto, ya no eres mi problema, yo te lo digo como amigo
-Ya cállate, quien a dicho que quiero que seas mi amigo, idiota!
-Bien, pues haz lo que se te de la gana, niña boba!
-ay, gracias, estaba esperando tu permiso para hacerlo.
-Ranma no molestes a Akane-levantó un pequeño cartel el panda Genma-Akane, tómalo como una broma de mi tonto hijo-añadió luego con el mismo método.
Akane se despidió de su padre y salió de casa para alcanzar el tren que la llevaba a la universidad cada día.
Mientras tanto, Ranma se presentó ante el grupo matutino de estudiantes que ya lo estaban esperando en el Dojo, eso sí, de muy mal humor.
Y el día pasó terriblemente despacio, como todos los malditos días desde que no se concretó su boda, desde que Akane entró a la universidad y desde que sus padres cancelaron su compromiso.
Un pobre adolescente azotó el piso de madera del Dojo y a duras penas, con el llanto en los ojos, se reincorporó frente a su sensei.
¡Con qué derecho se atrevieron esos dos a cancelar su compromiso!
Y él, apretando los puños, no tuvo el suficiente valor para impedirlo y se conformó con seguir viviendo junto a ella. Pero ya nada fue igual entre los dos desde ese maldito día.
ESTÁS LEYENDO
Mía
FanfictionUna fiesta de disfraces causa que un deseo reprimido se escape sin poder contenerlo. -No lo ha hecho, tú no lo dejarías, no es así?. -Sí crees que soy tan poco atractiva que te importa a quien besé o a quien no! -Pues, para tu desgracia y la mía, me...