Hermana

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Han pasado cinco años desde que el zorro de nueve colas ataco la aldea y las cosas no parecen mejorar, Hiruzen ya se había retirado, quería descansar y pasar su vejez al lado de su familia, pero la vida shinobi es cruel, su sucesor se ha ido, al igual que muchos de la aldea, Minato fue un gran ninja y esta seguro tenia mucho que dar como Hokage, pero por más que lamente las perdidas ya nada se puede hacer, necesita ser fuerte y mantenerse firme por la aldea.

Listo para lidiar con otro muy largo día de trabajo su primer pendiente se planta frente al escritorio, una niña de apenas unos nueve años que seguramente debería estar en la academia a esa hora lo observa con ojos firmes color ruby, pero de algo puede estar seguro y es que esa niña no pertenece a la aldea, su cabello es oscuro aunque quizá no tanto como el de los Uchiha, pero lo más curioso son unos mechones rojos como la sangre que le sobresalen, ¿será una nueva moda entre los niños?

-Que puedo hacer por ti? – pregunta amablemente mientras se prepara para encender su pipa.

-Mi nombre es Yuna y a partir de hoy soy un miembro de la aldea – la niña le extiende unos documentos que son leídos con rapidez, gracias a su entrenamiento Hiruzen logra esconder sus reacciones ¿Por qué esos papeles tienen el sello del señor feudal?

-A que se debe esta decisión? – le ha despertado la curiosidad, ya que ahora que se da cuenta la postura de la niña es digna de un ninja de alto rango y que entre los documentos se encuentre una autorización especial es muy sospechoso.

La niña parece pensarlo durante unos segundos, finalmente deja salir un suspiro mientras relaja los músculos.

-Iré directo al grano Hokage-sama – el hombre asiente prestándole total atención – soy la media hermana de Kushina Uzumaki – sin poder evitarlo los ojos de Hiruzen se abren incrédulos.

-Como es posible? los Uzumaki son un clan prácticamente extinto.

-Usted lo ha dicho, pero "prácticamente" no es lo mismo que "totalmente" – la niña responde con orgullo – a menos que crea ¿que Kushina nació de un árbol? – la chica vuelve a suspirar notando la falta de respeto, pero no esta de buen humor – además como ya dije no soy una Uzumaki pura, mi madre era un forastera, como sea creo que ya entiende hacia donde va este asunto ¿verdad?

Hiruzen inhala el humo de su pipa procesando la información, por supuesto que lo sabe.

-Naruto – al escuchar el nombre la niña deja salir una mínima sonrisa con clara tristeza de por medio.

-Así que ese es su nombre? – dice más para sí misma – en su ultima carta dijo que todavía no lo decidía – y en efecto tal carta esta entre los documentos como una prueba que no necesita, porque al tener el sello del señor feudal no tiene ninguna opción de negarse o creer que es mentira – tonta Kushina ¿Por qué le puso nombre comida? – pero el anciano niega sin saber la respuesta.

-Sin embargo, el asunto de Naruto no es tan simple, el día que...

-Ya lo sé ¿Quién en todo el continente no sabe que el cuarto Hokage murió por culpa del Kyubi? – enarca una ceja sin dejarlo terminar – también sé que ella fue utilizada como el contener de la bestia – el rencor que denotan sus palabras se esfuma dejando solo un gesto triste en su infantil rostro – de haber sabido que el niño seguía con vida habría venido antes.

-Como te enteraste? – porque se supone que el contenedor del zorro solo es conocido por los aldeanos, además la mayoría de ellos ni siquiera saben quiénes fueron los padres del niño.

-Eso no importa... es mi sobrino, mi sangre y no voy a dejarlo – Hiruzen ve una fuerte determinación en sus ojos rojizos, una fuerza impropia de una niña pequeña – de ahora en adelante el niño es mío – sus fuertes palabras claramente dejan ver la amenaza – por ser el contenedor de ese zorro se que no me dejaran llevármelo, así que les doy otra opción, pero que quede claro que de ahora en adelante si alguien intenta dañarlo no respondo de mis actos.

El Demonio de KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora