¡¿Eres una bruja?!

501 45 19
                                    

Au sin magia, y donde también «son» humanos.

***

—¡Dulce o truco! —exclamaron al unísono dos jóvenes, a la vez que extendían sus brazos con canastas plásticas en forma de calabaza, la chica vestía un traje de bruja blanco junto al sombrero y un bastón del mismo color con un gato en la punta, mientras el chico portaba una chaqueta negra, pantalones militares y botas de combate.

—Vaya vaya, pero si son  Hunter y Amity Blight —comentó el señor, tranquilamente colocó los dulces de su tazón en las canastas sin desdibujar su sonrisa—. Cuídense en lo que resta de noche, muchachos.

—Descuide señor Park, le prometo que nos cuidaremos —aseguró con entusiasmo, dejó escapar una sonrisa.

Luego de una despedida de manos, los chicos escalaron a otros departamentos, buscando llegar al último piso, tenían en mente buscar a alguien. Bastó unos minutos para estar en lo más alto del lugar, fueron a tocar las puertas, unas no respondían y estaban sin luz; y otras, aun con gente dentro jamás salían. Fue hasta la última que acudió por el ruido de los golpes a la puerta.

Una mujer de piel negra y cabello negro abrió la puerta, su cara mostró asombro y alegría, llevó una mano al pecho, suspiró aliviada.

—¿Usted es la madre de...?

—¡Katerin, ven que hay visitas! —interrumpió la pregunta de Amity, la señora se apenó—. ¡Discúlpame! Estaba tan emocionada que finalmente alguien venga aquí que corté tu pregunta.

—Oh, descuide, si también nos da dulces no tenemos problemas, tenemos espacio de sobra.

—Mamá, ¿me llamabas? —terció la voz de una niña morena, acercándose en su silla de ruedas.

—Sí linda, para ellos —los señaló con la mano, Katerin al verlos abrió la boca y ojos lo máximo que pudo—. ¿Tienes los dulces?

—¿Eh? ¡Oh, claro! —tendió dos bolsas de chocolate—. Tomen, es una muestra por ser los primeros en venir —esbozó una diminuta sonrisa, trataba de aguantarse las ganas de llorar.

Amity y Hunter las tomaron, se enternecieron por la respuesta de la niña que entre los dos le dieron un abrazo.

La señora en disimulo sacó su celular, atrapó en una foto la escena para guardar el aparato rápidamente.

—¿Ustedes buscan a Skara, no? Ella se fue hace una hora, dijo que tenía que verse con alguien —habló la madre.

—Skara tenía que verse con... ¡Maldición! De seguro está con Edric y no me dijo nada —murmuró furiosa entre dientes.

—Vamos Amy, hay niños aquí —dijo Hunter, recibió como respuesta un codazo por parte de Amity.

—En fin, ¡gracias a las dos por su cálida bienvenida! ¡Feliz Halloween! —tomó de la mano a Hunter, alejándose a velocidad del lugar.

—¡Sí! ¡¡Gracias a ambas!! —clamó.

[...]

Siguieron yendo de casa en casa, en busca de chuches, y cuando se dieron cuenta que sería suficiente, partieron camino a casa de Hunter. Pero, a mitad de la calle; Amity quedó estática, con la cabeza baja.

—¿A-Amity? —le tocó el hombro, esperando ver una reacción.

—No aguanto más Hunter, necesito hacer esto.

—¿Hacer qué?

—Te lo enseñaré si vamos al callejón —lo señaló, totalmente segura.

¡¿Eres una bruja?! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora