Iguales/GiyuuShino

1. Cazadores

En una fría noche ambos hashiras se encontraban corriendo a gran velocidad por el frondoso bosque, buscando la presencia del demonio culpable de numerosas desapariciones, tanto de civiles como de cazadores.

La joven Pilar ya se encontraba un tanto aburrida.

¿Qué mejor distracción que molestar a su compañero de misiones?

— Nee~ Tomioka-san ¿no crees que llevamos muchas misiones en conjunto?

Intentó llamar la atención de su compañero mientras picaba su hombro intentando molestarlo. Cosa que casi nunca ocurría.

— Ne, nee~ Tomioka-san ¿me oyes?

Decía aquello mientras insistía en picarle el hombro al mayor, quien no mostraba ni el más mínimo interés de querér contestarle.

— Ara ara, Tomioka-san, que aburrido eres, por eso todos te odian...

Sabía exactame que con esa simple frase lograba molestarlo.

Él no era consciente de que habían personas que lo odiaban, así que ella se lo hizo saber, nuevamente, aunque ya era costumbre.

Había dicho la palabra "mágica" que hacía que el usuario del aliento de agua respondiera casi de inmediato con su célebre frase:

— A mi nadie me odia...

Volteó levemente la vista para poder observarla mejor y esta estaba sonriendo de aquella misma forma en que siempre lo hacía.

Solo trató de ignorarla nuevamente para así acabar rápido con la misión y poder regresar a su hogar, a su solitario hogar.

No es que odiara el hecho te tenerla como compañera, simplemente a veces solía ser muy "molesta" Pero fuera de ello, admitía que solía disfrutar de su compañía.

Aunque mayor parte del tiempo ella se la pasaba burlándose de él.

— Oh~ no te habías percatado de ello ¿verdad Tomioka-san?

Las venenosas palabras salían de su boca con la única intención de molestarlo.

Pero el hashira no se inmutó y dejó que aquellas palabras quedarán en el aire suspendidas esperando a que alguien las respondiera.

Soltando un leve suspiro que fue casi imperceptible, el joven se dispuso a hablar.

— Ya estamos cerca, será mejor separarnos para cubrir mejor el área.

Sugirió mientras su mirada frívola y seria se posó en la hashira quien lo observaba mientras tenía esa dulce sonrisa que siempre adornaba su lindo rostro.

Sonrisa que por alguna razón le disgustaba; en el fondo sabía perfectamente que esa sonrisa que ella tenía dibujada en la cara veinticuatro siete era más falsa que las disculpas de un demonio antes de ser decapitado.

— Ara ara~ Tomioka-san ¿a caso dices eso porque dije que todos te odiaban? Que resentido eres.

Volvió a hablar, señalando aquello mientras mantenía aquella sonrisa.

Mientras, por su parte el mencionado siguió su camino sin decir palabra alguna.

La joven le observó una vez más antes de aceptar su petición para poder marcharse.

— Está bien, nos vemos luego~ — Dicho aquello dió un salto desapareciendo por entre las grandes ramas de los numerosos árboles que adornaban el lugar.

Por su parte el de ojos azulados solo se limitó a observar como su pequeña figura desaparecía a lo lejos.