Palabras no dichas

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—¿Alguna vez has dicho la verdad o mientes desde que naciste?

—Claramente miento de vez en cuando, pero seguramente nadie puede decir la verdad durante toda su vida. La gente no es perfecta. Todos mienten. Pero incluso así, he llegado al punto de no decir mentiras que puedan dañar a otros.

—Pensé que dirías eso. Bonito y propio de ti, sin embargo no es verdad. Me fastidia aún estando a solas y sin cámaras sigues mintiendo descaradamente, Kira.

Las palabras se las tragó la lluvia. L se encontró descompuesto, sus pensamientos de rabia y enfado se convertían gradualmente en melancolía y nostalgia. Sus ojos se dirigieron hacia Light en su mirada estaba impresa una decepción arrolladora.

Por otro lado, Light se sintió culpable por unas milésimas de segundo. Su enemigo se estaba desplomando delante de él y no sabía qué hacer. Pensaba que sería satisfactorio, pero se sentía raro parecía que seguía teniendo humanidad.

Se acercó a L, le asió de los hombros para poder ver su rostro mejor y pudo contemplar que en la oscuridad de los ojos de su enemigo titilaban pequeños brillos que Light identificó como lágrimas. 

Light quedó conmovido por esas lágrimas impregnando poco a poco la cara de L, llegó a la conclusión que la falta de emoción de L no era otra cosa que una máscara sobre su yo más profundo. Exactamente como hacía él mismo. 

Sin querer, su boca se encontró materializando  lo que pensaba.

—Ryuuzaki, estás llorando.

—¿Qué?—L se tocó la cara, realmente tenía lágrimas corriendo por sus mejillas. Se había olvidado de que sabía llorar. Hacía tanto tiempo que no se desahogaba.

—¿Tanto te afecta el caso que piensas que te voy a matar?—otra vez la hipocresía de Kira teñía sus palabras. Se había ajustado tanto al papel de niño inocente que la mentira ya era su verdad.

L se estremeció y rompió el contacto físico, se sentía muy vulnerable seguro que Kira se estaba riendo interiormente. Aún así parecía que Light solo se encontraba entre ellos, el chico que le había casi abrazado parecía genuinamente preocupado. 

Igualmente, no podía confiar en él, solo hasta que Kira dejara de existir. Aunque su deseo más profundo era confiar en él, querer pensar que Light estaba con él. Sería mucho más fácil. Así no tendría que pensar en arrestar a la única persona que le parecía interesante y le hacía ser más emocional de lo normal.

Aunque si Kira dentro de Light le insultara, le odiara explícitamente podría a odiar a Light y no sería tan doloroso querer a un asesino. 

Light quería haber tocado la cara de L para limpiarle las lágrimas, Kira asqueado dentro de sí se lo impidió. Entonces, para evitar más incomodidad decidió que ya era hora de entrar dentro.

—Volvamos dentro. Estamos empapados.

—Sí.

Fueron a coger toallas para secarse el pelo. Light se sentó en el suelo y se quitó los zapatos porque estaban encharcados. No podía dejar de dar vueltas a qué le pasaba a L, no creía que tuviera miedo a morir, a esas alturas de su carrera se habría encontrado en peligro de muerte en incontables ocasiones. Tampoco entendía por qué le provocaba ternura ver a su enemigo llorando. 

Por  una vez quiso ser sincero con L ya que este mismo se lo estaba rogando. Seguía habiendo algo que lo retenía. Buscó con la mirada a L.

Este se encontraba arrodillado delante de él. Light se quedó de piedra, cómo una persona podía ser tan impredecible, aunque eso le atraía sobremanera.

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