Prólogo

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Tiempo, un, dos, tres y...

Las palmas del director marcando el paso para comenzar la canción y el silencio rotundo ya era suficiente para tener esa pisca de ansiedad por comenzar.

Una sonrisa se dibujó en el grupo y comenzaron a ejecutar la canción tal y como lo habían ensayado.

El director marcaba el ritmo con sus palmas y sus pies y asentía al ver que lo hacían muy bien.

El guitarrista con su arpegio suave, tocando las cuerdas de la guitarra con una suavidad y delicadeza que no se habia visto pero logrando un sonido firme.

La bateria comenzó su trabajo y eso bastó para que el resto del grupo se entusiasmara.

Los cantantes Emily y Santiago, los vocalistas principales comenzaron a cantar sintiendo cada palabra.

Cuando terminaron el director aplaudió y los invitó a retirarse.

—Excepto tú, Anheley. —murmuró señalando a la joven corista.

Ella tragó saliva y se acercó acomodando sus lentes de forma tímida.

El director era unos años mayor que los integrantes del grupo pero solo por unos ocho años.

—¿Pasó algo? —preguntó la rubia con la cabeza gacha.

—Levanta la vista —ella lo hizo así— Solo quería ayudarte con las notas graves, siento que te falta un poco de fuerza con eso.

Ella asintió mirándolo a los ojos.

—Si, me di cuenta de eso. Me quedo sin aire, pero como soy corista no pensé que fuera a importar.

Terrible error decir eso, porque el director se cruzó de brazos y la miró con una ceja enarcada.

—¿Cómo dices?

—Yo... —comenzó a buscar las palabras para excusarse y él negó divertido.

—Te enviaré ejercicios de respiración y una canción para que practiques, en el próximo ensayo la cantarás aquí frente al grupo.

Esas palabras casi hicieron que la joven se desmayara.

—Pero... Yo nunca... —jamás había cantado un solo, mucho menos frente a otras personas.

—Pues es mejor que empieces, no tienes idea de todo lo que puedes lograr cuando te quites el temor y la timidez. —le ofreció una sonrisa amigable y la invitó a retirarse mientras él se quedó con el ingeniero de sonido desconectando y guardando todas las cosas.

Ella suspiró y sin decir más nada salió del lugar, pero Jonás, el director de alabanza sonrió para sus adentros por lo que Dios le había hecho sentir.

Él supo desde ese momento en lo que ocurriría, o al menos así lo sintió.

Fecha de inicio: 18/11/2021

Eterna MelodíaWhere stories live. Discover now