Corbata

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Resumen: Malfoy odiaba anudarse la corbata cada mañana antes de acudir a las clases, aunque disfrutaba de la habilidad que tenía Hermione de agarrarlo de su corbata y deshacerla en cuestión de segundos. Dramione.

Nota de la autora: ¡Hola! Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J. K. Rowling. Está terminantemente prohibido cualquier intento de plagio de esta historia o de cualquiera de las que están bajo mi autoría. La imagen de la portada no me pertenece, reconozco los créditos al autor/a de la foto. Me gustaría dedicarle este fanfic a Puccatauro, una de mis más fieles lectoras que siempre apoya todos mis trabajos. Espero que disfrutéis esta historia.

Corbata.

Draco odiaba anudarse la corbata cada mañana antes de acudir a las rutinarias y aburridas clases. Su padre se había esmerado en enseñarle la manera correcta de hacerlo y Blaise insistía que era una prenda que había que poner con elegancia, ya demostraba el portento de un hombre. Según él la corbata era algo que resultaba atractivo a las jóvenes y bla bla bla, fingía escucharlo porque no le interesaba lo más mínimo lo que su compañero de habitación tuviera que decir. Prefería no llevar aquella prenda pero un descendiente de una noble y respetada casa del mundo mágico no iba a ser menos que el resto de los alumnos, pero no por ello iba a dejar de odiar en secreto aquel complemento. Era como una especie de odio mutuo, se peleaba cada mañana con aquel trozo de seda verde y plateado buscando la forma en que quedara lo mejor posible, Malfoy odiaba visceralmente la corbata y la corbata parecía profesarle odio a Malfoy.

Pero no solo eso, Malfoy odiaba muchas cosas como que Pansy se abalanzara sobre su cuello cada vez que lo veía, despeinando su perfecto cabello al que tanto tiempo le dedicaba para conseguir que luciera perfecto. Así como odiaba que al estúpido de Weasley no le hubieran enseñado modales ni educación y llevara la camisa por fuera del pantalón con un aspecto realmente lamentable. Y con todos esos pensamientos en mente se preparaba cada mañana frente al espejo de su habitación en silencio. Siempre se había preocupado por su aspecto físico y le gustaba estar impecable pero maldecía mentalmente una y otra vez el hacerle los nudos a la maldita corbata verde. ¡Por Salazar! ¿De verdad aquello era necesario? Había mil y una formas de atársela pero nunca era capaz hacerlo de la misma manera. Ojalá el viejo Dumbledore prescindiera de esa ridícula formalidad tan arcaica.

Pero si había algo que Malfoy todavía odiara más era que la sabelotodo de Granger supiera cada una de las respuestas de absolutamente todas las preguntas que los profesores hacían y desde su asiento lo mirara con ceño fruncido, satisfecha, demostrándole una vez más que ella era la mejor de la clase. Granger podría jactarse y aladear de ello con la comadreja y cara rajada excepto en la clase de Pociones, él era el pupilo predilecto de Snape que siempre buscaba favorecer a los de su casa pero era cierto que el chico de Slytherin tenía talento para la asignatura. Le devolvió la mirada interrogante mientras Hermione la desviaba, no iba a permitir que se saliera con la suya, y deseaba que ninguno de sus descerebrados amigos se hubiera percatado de aquel gesto porque si no tendría que dar una explicación que no iba a ser del todo creíble.

Si hay algo que Draco jamás admitiría ni bajo la maldición Cruciatus era lo mucho que disfrutaba con la habilidad felina de Hermione de agarrarlo por su corbata y deshacerla en cuestión de segundos, antes de que él la besara con desesperación en los baños de prefectos, en el más estricto secreto e intimidad. Nunca había sido una persona paciente en sus encuentros por lo que la princesa de Gryffindor nunca era capaz de terminar aquella ardua tarea en esa batalla de besos hambrientos y voraces, en las que el joven Malfoy explotaba en impaciencia y la embestía con el torso medio descubierto por la camisa y con aquella maldita corbata holgada. Aquel perfecto cabello rubio ahora lucía ligeramente despeinado, con los mechones acariciando su frente, los párpados cerrados y sus pálidas mejillas encendidas en un rojo carmín.

Sus manos descendían con ansiedad para acariciar esa tersa y suave piel que lo cautivaba pero que le causaba repulsión a partes iguales porque llevaba demasiados años actuando para humillarla en público por su estatus de sangre. ¿Qué pensarían todos los alumnos de Slytherin si supieran que su líder estaba manteniendo un idilio con una hija de muggles? O peor aún, ¿qué diría su padre que era un reputado mortífago sobre los actos de su hijo? Estaba deshonrando todos aquellos valores que tanto se había preocupado en inculcarle desde niño y estaba comportándose como un traidor a la sangre por culpa de una mujer, quien fuera de su raciocinio estaba cabalgando sobre la masculinidad del Slytherin con necesidad. ¿Qué pensarían Harry y Ron si supieran que desaparecía por las tardes de la biblioteca para encontrarse con aquel arrogante chico y entregarse a él, el mismo que llevaba años haciéndoles la vida imposible? ¿Qué diría Ginny y Luna al enterarse de que se veía con él a escondidas? Todos esos pensamientos desaparecieron de su mente cuando Malfoy deslizaba sus afiladas manos por sus caderas, aferrándose a ellas con desesperación, tratando de reducir la distancia entre sus partes más íntimas y esa estúpida sonrisa de arrogancia tan característica volvía a su rostro.

Perdía la cordura cuando las manos de Granger se aferraban a su cuello de la misma manera que lo hacía Pansy cada vez que quería irritarlo pero a la leona jamás la rechazaba, y las manos de su amante eran cálidas y suaves a diferencia de las de su compañera. Los gemidos salían de su boca entreabierta, sus labios estaban ligeramente hinchados y sus pechos se movían al vaivén de las embestidas, y la imagen que Malfoy contemplaba era el mayor de los espectáculos mientras ella gemía su nombre. Hermione era capaz de hacerlo enloquecer cuando suplicaba más, no satisfecha con lo recibido y él como todo un caballero no iba a permitir que no terminara saciada, y mientras una fina capa de sudor recorría su frente continuó proporcionándole las últimas estocadas con agonía. Ambos jóvenes no tardaron mucho en alcanzar el culmen del placer y sus miradas vidriadas se fundían en una sola después de aquel doloroso éxtasis.

Cada vez que salían del baño de la quinta planta el cabello rizado de Hermione estaba un poco más desordenado de lo habitual y Draco esbozaba esa estúpida mueca de superioridad en el rostro, llevaba la corbata mal anudada y floja, lo que hacía sospechar a Zabini pues era evidente que su amigo se estaba viendo a escondidas con alguien además de tener un comportamiento bastante inusual. Draco debía tener cuidado con él, Blaise era muy perspicaz y no podía permitir que nadie se enterara de su relación con Granger. Había contemplado como opción hablar con alguno de sus amigos sobre el tema, pero a pesar del tamaño de Crabble y Goyle, estos tenían un cerebro lo suficiente diminuto como para no saber guardar un secreto como aquel.

Draco sonrió de medio lado cuando entró en la clase de Severus seguido de Nott y vio a la joven leona preparada con sus libros, y volvieron a ignorarse como de costumbre, adoptando esa fachada de actores a la que extrañamente se habían acostumbrado y resignándose a ser enemigos acérrimos en público y amantes en secreto. El terror lo atenazó durante un instante pero comprobó que el cuello de su camisa siguiera en su sitio y que la corbata estuviera perfecta, no podía levantar sospechas y se sentó al lado de Pansy. Malfoy realmente odiaba aquella maldita corbata verde pero odiaba todavía más que nadie supiera que Hermione le pertenecía.

Fin.

Nota de la autora: ¡Hola de nuevo! Muchas gracias por haber leído la historia. He vuelto a resubirlo porque había un par de faltas de ortografía. El Dramione es una pareja me enamora en todos los sentidos y tenía ganas de explorar un poco este universo otra vez. De casualidad vi la foto de portada que me inspiró y supe que tenía que escribirlo, no he podido evitarlo tengo auténtica debilidad por las corbatas. ¿Qué te ha parecido? Si te ha gustado déjame un comentario o un favorito y Draco te atará con su corbata en la Sala de los Menesteres.

Corbata🐍 | 𝑫𝑹𝑨𝑴𝑰𝑶𝑵𝑬Where stories live. Discover now