° · ᮫𖧷ෆ. . ·. · 🏍️ . · . · ᮫ °
❬𝐎𝐍𝐋𝐘 𝐘𝐎𝐔❭
❝sólo tú puedes hacer todo este
cambio en mí porque es verdad,
tú eres mi destino.
cuando me agarras de
la mano, lo entiendo.❞
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❛;ambos eran la mitad del otro. si uno de ellos no estaba, la otra parte se quedaba vacía.੭ೃ༉
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Amaya se encontraba juntando varias flores de distintas especies y colores para convertirlas en hermosos ramos que llamarían la atención de más de una persona, en la parte tracera de la florería que pertenecía a su abuela Ume. Ese era el negocio que pertenecía a la mujer, las flores y ella se llevaban de la mano, y que mejor manera de compartir sus exelentes dotes de jardinería que con una tienda.
Amaya siempre que podía o tenía tiempo libre, iba a ayudarle en lo que la mayor necesitara, gracias a ella sabía bastantes trucos de jardinería, como controlar plagas que intentan acabar con la vida de esas bellas plantas, que flores necesitan sol o sombra para poder vivir, las que se tienen que regar a diario o cada cuantos determinados días para que no se se llevarán a marchitar. La azabache estaba seguro que si se lo proponía podía cobrar por dar un curso de jardinería, había aprendido más de lo que necesitaba saber.
A diferencia de su abuela que hasta canciones les cantaba con la excusa que así crecían más rápido. Desde que Ume era una adolescente, amaba todo lo que tenía que ver con la naturaleza, lo que más destacaba en su encanto eran las flores. De cierta forma, las plantas son las que le dan una presencia más pintoresca a una casa. La casa en la que vivía Amaya tenía flores tanto al frente como el patio tracero, aún recordaba con claridad los momentos tan graciosos cuando estaba aprendiendo sobre la jardinería, en su primer intento se le murieron todas su flores, casi lloraba por haber fracasado. Ume la tuvo que consolar diciendole que no debía preocuparse, a veces las cosas no salen a la primera, pero está bien.
A pesar de ya ser unos ancianos, los abuelos de Amaya trabajaban como un adulto normal, obviamente no trabajaban tan pesado porque podía afectar la salud de ambos, por lo tanto hacían lo que les apasionaba. Ume con sus plantas e Issey con sus máquinas, él trabajaba en un taller donde reparaba desde motores de autos hasta un microondas, sin mucho sobreesfuerzos por su parte, pero siempre haciendo un buen trabajo en su labor. Unos dignos ejemplos a seguir, sí señor.
