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-¿Pero qué... Acaba de pasar?- Soltó al fin en un suspiro con las manos en la cara, frotando una y otra vez. Su corazón aún latía con velocidad y las piernas le temblaban, trató de regular su respiración hasta que en pocos instantes se pudo calmar.
Bajó las manos y miró el techo, enserio quería calmarse pero... Wow eso fue tan...wow.
Uno, fue su primer beso dos... Estaba mal.
Solo faltaba unos días para su mayoría de edad pero aún estaba mal por esa parte y por otra, era la prometida de su propio tío.

-Supongo que me lo merezco- Se confesó así mismo sin animarse a decir más en voz alta, no quería que Dolores escuchará a un joven adolecente atormentado por sus propias acciones. Bien eso le sorprendió y eso es, sorpresa por supuesto. No pudo enamorarse a primer beso.

Se levantó con facilidad, se sacudió las ropas y tocío tratando de quitar lo último de los nervios pero tocó sus labios de inmediato, recordando lo de hace unos instantes. -Ya basta Camilo- se reprendió cerrando los ojos con sus manos nuevamente.

Estaba en problemas, graves problemas, tal vez lo pensaría dos veces antes de querer pasarse por alguien más.
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La cena estaba lista y varios ayudaron a poner la mesa, sobre todo Luisa que literal la coloco junto con las sillas, Isabela colocaba algunas flores en medio, Mirabel con dificultad tenía todos los vasos a usar en sus brazos pero Bruno le ayudaba a tomarlos y colocarlos en cada lugar, Mariano trajo los platos grandes y Dolores fue por los miembros restantes.

-Sé que estás en tú habitación puedo escucharte, la abuela Alma necesita que ayudes a María- Recalcó antes de irse.

-Carajo- Susurró bajo, se levantó de la cama y a paso pesado bajó. No quería ni verla, obviamente no dejó que nadie se enterara de lo sucedido por lo tanto aún no sabía como su joven corazón reaccionaría al verla después de aquel incidente.

-¡Camilo! Necesito que me pases los cubiertos por favor- Habló María en cuanto lo vió en la puerta de la cocina, este solo sonrió algo incómodo tomando los cubiertos y dirigiéndose a la mesa a un lado de la chica.

Lo estaba manejando bastante bien, hasta ahora iban por la mitad de los cubiertos y sus ojos solo miraban estos, tragaba en seco constantemente y apenas le respondía a María, la que aún no se daba cuenta de su actitud.
Creyó que podía seguir así, no era la gran cosa, fue un accidente y no hubo nada de por medio, solo había que olvidarlo y no volver a gastarle una broma.

-¿Necesitan ayuda con eso?- Apareció por detrás Bruno en un tono relajado pero Camilo fue desconcertado por la inesperada aparición a sus espaldas, en su tic su cuerpo mutó a varias personas seguidas hasta que volvió a la normalidad de su cuerpo en segundos.

-¿Estás bien?- Preguntaron al mismo tiempo la más reciente pareja de la familia, los miró a ambos con los ojos deformados y esa sonrisa nerviosa la cual empezaba a hacerlo un hábito.

-¡Sí! Claro claro ¿Por qué debería tener algo? Solo fue un estornudo ya saben- Bruno y María asintieron pronto convencidos sin más aúnque alguien no muy lejos veía su inusual comportamiento.

-Espero todos hayan cumplido sus tareas hoy- Todos asintieron -bien- se reacomodo la abuela Alma. -Tenemos a dos parejas comprometidas así que hay que empezar a planear cada boda, sin mencionar el cumpleaños de Camilo.-

-¡Abuela Alma! En realidad...- Las manos de María jugaban entre sí, un hábito que solía presentar cuando se dirigía a la matriaca -Queremos esperarnos un poco- Miró a Bruno con una dulce sonrisa la cual fue correspondida. -Ya que sabemos lo grande que se pone estás celebraciones, sería un caos planear ambas así que hemos decidido esperar a que se casen primero Dolores y Mariano para empezar a planear nuestra boda... ¡Sí les parece claro!- Finalizó un poco insegura de levantar la voz sin mala intención, Bruno por su parte pasaba su mano a la rodilla de está para tranquilizarla y felicitarla por dejar atrás su timidez y dar su opinión firme.

La abuela solo le sonrió, medito un poco bajo la mirada de todos y habló.
-También me parece una buena idea, así que familia, mañana Mirabel ayudará con la boda de Dolores y el cumpleaños de Camilo, confío en que lo harás muy bien- dijo aquello con cariño, ganando una enorme sonrisa por parte de su nieta.

Esa noche terminando la cena, Bruno accedió ayudar a Mirabel un poco con las planeaciones de mañana, así que ambos fueron a la habitación del más viejo y hablar del asunto con calma.
Por otro lado María había terminado de ayudar a levantar la mesa y se dirigía a su habitación junto a Bruno hasta que recordó la ropa que había dejado en el patio trasero secándose, así que dió media vuelta y se dirigió por ella.
Camilo por su parte observó como se iba y la siguió entre las sombras.

En una canasta y bajo la lluvia de la luna, bajaba prenda por prenda con algo de cansancio. Observó la luna llena y quedó hinoptizada por su belleza blanca, dejó a un lado la ropa y se quedó parada, mirando al cielo con un aire fresco y abrazador.

Camilo la miró con la boca abierta ¿Siempre fue así de linda? ¿O era la luz de la luna la que le daba ese toque maravilloso a su cuerpo? No lo sabía pero culpaba a ese cuerpo blanco en el cielo por hacer resplandecer la belleza de María y hacer que su corazón rebotara de alegría.

En su mente, delatador, volvió a pasar como ráfaga aquel beso de la tarde, sabía que era incorrecto, que estaba mal pero quería otro, quería experimentar lo que nunca había hecho hasta ahora, quería volver a probar los besos de una chica, quería volver a sentir un cuerpo ajeno.

Su mente divagaba en aquellos pensamientos mientras su cuerpo en un impulso dió un pasó adelante y en la soledad de la casa su cuerpo cambió remplazando a Bruno.

Esta vez no se encaminó a ella para asustarla, tratando de ocultarse o buscando ser descubierto, sus ojos y boca estaban relajados, sus cejas fruncidas solo demostraban lo cautivado que se encontraba con la chica, no había mucha inseguridad en su andar, y frenó justo a su espalda.

-Las noche es muy bonita hoy ¿No crees cariño?- La mayor habló, sin mirar atrás, sabía o eso creía, que su prometido estaba ahí gracias a la sombra que esté proyectaba.

-S...sí bastante bonita- María al fin le dió el frente con las manos en la cintura lo interrogó. -tienes una cara muy rara- se burló a lo cual Camilo entró en pánico por su comentario pero se quedó firme.
-¿Por qué lo dices?- María empezó a reírse dejándolo algo confundido. -Tienes esos ojos de hambre que siempre haces- abrazó su estómago y enseguida se limpió una lágrima que salió de tanto reír. -Eres un bobo- Le dijo en cuanto terminó de reír, calmada e igualmente extasiada por su prometido, se acercó a el que parecía no muy convencido, suspiró rendida dándole una media sonrisa, el silencio tenía cierto suspenso y Camilo no podía pensar más haya de esos hermosos ojos avellana que tenía en frente, sus manos tomaron los hombros de la chica que, complaciente lo tomó de sus costados casi en un abrazo. Sus rostros se acercaron lento, sintiendo la calidez del otro, sus alientos chocaron hasta que al fin, en un toque unieron sus labios, dulces dulces labios.

Camilo suspiro, con los ojos cerrados, aún con la forma de su tío.

-"oh Dios oh Dios, ¡Es lo mejor que el probado en la vida!"- pensó disfrutando cada sensación que podía sentir, hasta que María empezó a mover sus labios tratando de pasar su lengua a lo cual alertó al chico, inexperto apenas recibió la lengua de María la separó y dió un gran bocado de aire con los ojos bien abiertos.

-¿Cariño?- María confundida observó como su supuesto prometido empezaba a caminar de regreso.

-No es que yo... Yo ya bueno olvidé que Miribel me pidió un favor ¡Sí! Bueno adiós- huyó nuevamente, dejando a María no muy convencida.

En el camino nuevamente sus transformaciones era incontrolables llendo desde una señora hasta un bebé, su tic lo acompañó hasta llegar a su habitación, se derrumbó en su cama con las manos en la boca y ojos llorosos.

-¿Qué acabo de hacer?-

El Pecado De Un Camaleón (En Pausa)Where stories live. Discover now