Alone

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Kaminari Denki, el chico del que lleva años enamorado, está en la fiesta.

Bueno, era obvio que estaría allí porque él mismo fue quien le invitó, pero ahora que lo ve bailando en la pista no puede evitar sorprenderse. El rubio simplemente brilla, como si un foco estuviera sobre él constantemente para que Sero no se pierda ni un solo detalle. Está hermoso, nadie puede decir lo contrario.

La música suena muy alto, pero aún así teme que alguien pueda escuchar el latir emocionado de su corazón por encima de esta. Desde que se enamoró de Kaminari este ha sido un terror constante, pues ese curioso órgano parece querer salir siempre de su pecho para caer entre las torpes pero a la vez cuidadosas manos de su mejor amigo.

Está siendo un estúpido por no salir a bailar con el rubio. Lo sabe, y aún así decide que la mejor decisión será coger otra copa hasta que en algún momento de la noche, movido por la ebriedad y seguramente algún arranque extremadamente inusual de confianza, consiga acercarse aunque sea un poco a la pista, al chico que en ella baila como si nada más en la vida importara.

En cuanto ve la mesa de las bebidas, no tarda en servirse a sí mismo alguna mezcla extraña que se ganaría más de un grito de Bakugō acerca de la irresponsabilidad de sus actos. Le da igual, solo necesita acallar ese extraño dolor que en ocasiones envuelve su pecho y lo consume de dentro a fuera. Una llama eterna, eso parece habitar en su pecho desde hace algún tiempo y, para su desgracia, el fuego con alcohol no se extingue.

—Ey bro, ¿mala noche? —Escucha preguntar a una voz a su lado. No es complicado saber de quién se trata, ni siquiera cuando ya lleva bebidas más copas de las que le gustaría reconocer y su cabeza comienza a dar vueltas como una peonza.

—Está siendo una fiesta genial, Kiri, no te preocupes —Trata de tranquilizar al pelirrojo que ahora se ha situado a su lado con esa mirada entre preocupada y extrañada que desde hace unos meses siempre le dedica—. Solo necesito beber un poco, eso es todo.

Pero sabe que ese poco se convertirá en una resaca increíble al día siguiente; en unas quejas por parte de sus mejores amigos porque es incapaz de controlarse a la hora de beber. Ellos no lo entienden, desde hace meses beber es lo único que parece calmarlo todo.

Se excusa como cada noche a sí mismo, alegando que es solo un día y que mañana lo dejará. ¿Pero realmente es capaz de hacerlo? ¿O solo es una triste historia que se cuenta a sí mismo para no sentirse tan culpable cuando los ojos de Kirishima le dedican esa típica mirada?

—¿Sabes? Creo que Kaminari se va a aburrir bailando solo —Trata de convencerlo para hacer algo más Kirishima. Ambos saben que es inútil, está comprobado que cuando se trata del rubio se vuelve un completo cobarde—. ¿Por qué no le haces algo de compañía?

Vuelve a dedicarle una mirada al rubio, como si buscara una sola razón para atreverse a ir hacia él. Pero como siempre, Kaminari parece no necesitar de nadie para pasárselo en grande; baila, salta e incluso canta a todo pulmón, sin preocuparse ni un segundo por la gente que le rodea, por si hace el ridículo o molesta a alguien. Simplemente es él, y puede que ese sea el motivo principal que lo llevó a enamorarse de él.

—Yo creo que se lo está pasando muy bien —contesta sin entusiasmo, pero todavía sin apartar la vista del rubio que no deja de disfrutar de cada nota de la canción—. Además, estoy mejor aquí. Solo.

Si Kirishima ha entendido o no la invitación a irse, no lo demuestra. Solo se queda ahí, a su lado, en un silencio cómodo que busca evitar ese maldito sentimiento.

Soledad.

¿Hay algo peor que sentirte solo cuando estás rodeado de un montón de gente? La respuesta es no, pero desde hace meses ese es el único sentimiento que lo envuelve. Ni siquiera es consciente totalmente del por qué, al fin y al cabo tiene unos amigos maravillosos y el chico del que está enamorado se pasa los días pegado a su culo. ¿Entonces a qué viene ese maldito sentimiento? ¿Por qué se refugia en el maldito alcohol cuando su vida podría ser perfectamente un cuento de hadas?

Alone | Sero(kami)Where stories live. Discover now