𝗢𝗢𝟭; 𝗨́𝗡𝗜𝗖𝗢 𝗖𝗔𝗣𝗜𝗧𝗨𝗟𝗢

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Akaza estaba harto.

Harto de Douma, de su molesta voz, de su sonrisa falsa, y de su presencia.

El otro demonio parecía respetar a todas las demás lunas superiores a excepción de él. Aunque una que otra vez se burlara de las características físicas de Kokushibo, o hiciera bromas a los demás, nunca parecía molestarlos tanto, siempre estaba encima del demonio peli-rosa.

Akaza se preguntaba si Douma en realidad lo odiaba, y era esa la razón por la que se pasaba todos los días de su miserable vida haciéndole la vida imposible a él.

Mientras el menor caminaba por los pasillos de la fortaleza infinita, escucho la molesta voz de aquel ser que tanto despreciaba, gruñendo por lo bajo y apresurando el paso.

- ¡Akaza-dono! Me alegra haberlo encontrado, lo busque por todas partes. - A pesar de sus vagos intentos por escapar, una persona interceptó su camino, haciéndolo frenar en seco y mirando a la persona con enojo.

Frente a el estaba la persona que tanto detestaba. Douma lo miraba con una sonrisa divertida por la reacción molesta de su compañero, escondiendo está detrás de uno de sus abanicos.

- Akaza-dono, ¿Estabas tratando de escapar de mí? Eso es muy descortés. - El rubio fingió un pequeño puchero, mirando al contrario con ojos de cachorro. Eso solo género que Akaza frunciera su ceño, pensando en lo estúpido que se veía el más alto al hacer una expresión tan infantil.

- Apartate de mi camino, no estoy de humor para soportarte. - Empujó al otro demonio con su hombro y siguió caminando, bufando enojado cuando sintió unos brazos rodear su cuello en un abrazo.

- Akaza-dono, estoy muy aburrido, no me dejes solo. - Douma soltó un suspiro lastimero, aferrándose al peli-rosa.

- Suéltame de una puta vez. - Trato de soltarse del agarre, solo logrando que el rubio lo apretará más contra su pecho.

Akaza empezaba a perder la paciencia, así que piso el pie del más alto, este soltando un ruido sobresaltado y dejando libre a el peli-rosa.

Él camino hacia Douma, agarrándolo por el cuello y haciendo que chocará contra una de las paredes, el rubio deslizándose por esta hasta quedar a la altura de el otro.

- Te dije que me soltarás maldito hijo de-... - Sus palabras comenzaron a perder fuerza al ver cómo Douma tenía las mejillas pintadas de un suave carmín, tratando de desviar la mirada en vano para que no se notará.

- Tú... ¿Estás disfrutando esto? - Notó como las mejillas del rubio se ruborizaban más, este quitando la mano de Akaza sobre su cuello y caminando rápido hasta desaparecer de la vista del de ojos miel.

Akaza se quedó ahí confundido, tratando de digerir todo lo que acababa de pasar.

Por lo visto, a Douma parecía gustarle el trato rudo, y se había convertido en una persona sumisa en un instante. Una sonrisa se formó en el rostro de el peli-rosa, una idea cruzando por su mente ante este nuevo descubrimiento, algo que haría que el demonio de mayor rango dejara de molestarlo para siempre.

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Camino hasta encontrarse con la puerta hacia la habitación de Douma, revisando a ambos lados antes de tocar la puerta. Un suave "pase" se escuchó desde adentro del lugar.

El peli-rosa entro en la habitación con cuidado, observando a Douma sentado sobre su cama dándole la espalda, mientras cepillaba con sus dedos su cabello.

El rubio volteo y miro con una pequeña sonrisa al otro demonio, levantándose y caminando hacia él.

- Vaya, vaya, Akaza-dono, que agradable sorpresa, nunca habías venido a visitarme. - Douma soltó una risa mientras observaba al contrario con curiosidad, preguntándose qué era lo que había traído a el chico a su hogar.

𠀋: 𝐏𝐔𝐍𝐈𝐒𝐇𝐌𝐄𝐍𝐓 !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora