Dentro de la habitación solo había una televisión en la que se veía un cuarto donde la luz de una lampara alumbraba una silla vacía.
Un ruido en el fondo de la habitación rompió el silencio reinante. Una corriente de aire movió la lampara de un lado a otro; la luz que arrojaba la lámpara iluminaba partes de un cuerpo de manera parcial. Solo cuando la lámpara se detuvo, y volvió a iluminar la silla, el cuerpo dejó la habitación
Por más que el espectador miraba lo que la televisión mostraba, la silueta que pertenecía lo que parecía un hombre, no dejo rastro. Cansado de no encontrarlo, decidió apagar el televisor. El cuarto solo tenía una lámpara que iluminaba al espectador, su reflejo en la pantalla negra mostraba lo que se encontraba a sus espaldas. Una puerta en algún sitio de la casa se cerró con gran fuerza que el golpe retumbo en los vidrios de la ventana. La lámpara comenzó a mecerse, el espectador miraba el vaivén de la luz un tanto hipnotizado por lo que pudiera iluminar, fue ahí cuando logro observar la silueta de lo que parecía una persona que lo miraba imperturbable desde su rincón.
Volteó, pero no había nada ni nadie. Sin embargo, el televisor se encendió; cuando giró la cabeza para saber que pasaba, sus ojos se encontraron con un rostro en descomposición, con ojos blancos sin vida y una boca abierta que buscaba gritar sin éxito.
Nadie sabe lo que realmente paso, pero después de días el olor pútrido llego a los vecinos, que lo reportaron. Las autoridades llegaron, y se sorprendieron al ver el cuerpo de un joven no mayor de treinta con el rostro recargado en el televisor, mientras su cuerpo se encontraba de rodillas.
