Parásito

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  Nuevamente desperté con el impulso de buscarte.

  Prometí que ya a nadie le diría y que cuando la necesidad implosionara me remitiría a transmutarla en tinta o píxeles.

Pues hoy es uno de esos días en los que debo acudir a la alquimia. Le entrego a esta hoja mi anhelo recién faenado, cadáver fresco, para recibir a cambio algo del destilado que aclara las aguas de la conciencia para así sellarte por otro lapso tras las puertas de la indiferencia.

  Y oh, sí que debo apresurarme a beber de aquello. Todavía te veo. Iba junto a una chica luego de un delirio onírico, una aventura estrafalria. Ella dijo ''por cierto, tu amiga, a la que querías llamar... ella está por llegar si es que no lo hizo ya''. Y al dejar atrás un muro cubierto de verdor y vida, estabas parada a la distancia llevando un vestido celeste floreado.

Volteaste y al enrelazar nuestas miradas tu nombre se deslizó entre mis labios como conjuro provocando que extendieras los brazos y la sonrisa hasta que los ojos se te cerraran.
Corrí tan deprisa por miedo a que en un brevísimo instante cambiaras de parecer que no terminé la frase ''hacía tanto quería esto''.

  Me conformé en esa unión fantasmagórica; sin calor, sin latidos. ¿Me abrazabas por un sentimiento o eras de las enredaderas del muro, de aquellas de abrazo letal para con los vivos, que se alimentan de su sangre?

  Descorazonada, del color del hielo; así te retiene mi memoria. Presagio de muerte. Necesitas sorber la vitalidad de alguien, sus colores para subsistir. Pero seguí abrazándote hasta que lo creí tan perfecto que desperté. O quizás fue mi instinto de supervivencia amparándome.

  Nuevamente desperté con el impulso de buscarte, o quizás, con el impulso de morir.

A Espaldas & A SabiendasWhere stories live. Discover now