𝒮𝒾𝓂𝓅𝓁𝑒𝓂𝑒𝓃𝓉𝑒 𝒜𝓂𝒾𝑔𝑜𝓈

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Un nuevo año comenzaba, muchas familias iban a diversos templos de Okinawa para orar por un buen año y a la vez para saber que suerte les depara el destino para ese año.

- ¡Langa! ¡Por acá! - Reki llamaba de manera enérgica a su amigo entre la multitud levantando sus brazos.

- ¡Hola Reki! No los podía encontrar, vine con mi mamá - respondió Langa, un estudiante transferido de Canadá hace un tiempo, tiempo en el cual formó una sólida y bella amistad con aquel pelirrojo llamado Reki.

- ¡Hola Reki! Feliz año nuevo mi querido muchacho ¡Oh! Ya vi a Masae y a las niñas, iré a saludarlas.

-  ¡Feliz año para usted también! - respondió Reki un tanto tímido.

Nanako le sonrió alegremente y se fue del lugar hacia donde la madre de Reki.

- ¡Oh cierto! Los chicos también vendrán, dicen que nos esperarán en el lugar donde se compran los amuletos - comentó Reki.

- ¿Justo ahora?

- Si... ¿Por qué?

- Sólo preguntaba - Langa hizo un disimulado puchero, quería pasar un tiempo a solas con su amigo.

Caminar entre la multitud era difícil, además Langa no conocía el templo.

- ¿Reki? - Langa había perdido de vista a su amigo, comenzó a buscar en sus bolsillos su celular para poder llamarlo pero una mano tomó la suya impidiendo que hiciera aquel acto. Era Reki.

- ¡Te encontré! Dame la mano para que no nos separemos - ofreció tierna e inocentemente Reki.

- Ok... - Langa se sonrojó y tomó la mano de su amigo, aquel simple acto hacia que su corazón latiera fuertemente, la mano de Reki era suave y cálida.

Llegaron hasta el lugar donde los chicos habían dicho, era una pequeña tienda que vendía todo tipo de amuletos, entre ellos, también podían saber la suerte que les esperabas dicho año

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Llegaron hasta el lugar donde los chicos habían dicho, era una pequeña tienda que vendía todo tipo de amuletos, entre ellos, también podían saber la suerte que les esperabas dicho año.

- ¡Par de slime! Estamos acá - gritaba Miya.

- Perdón, fue mi culpa, mi madre se distraía con todo lo que veía y llegamos tarde.

- A la linda Nanako se le perdona todo - dijo Joe coquetamente.

- Gorila mujeriego, te quieres ligar hasta a las  madres de tus amigos - respondió Cherry enojado.

- No te enojes, era broma... ¡Oh! Que veo por allá, un par de pequeñas e indefensas presas, mejor la iré a cuidar antes que otro lobo quiera comérmelas, tú me entiendes - Joe arregló su cabello y caminó hacia dos chicas que paseaban por el lugar.

ℬ𝑒 𝓂𝓎 𝒱𝒶𝓁𝑒𝓃𝓉𝒾𝓃𝑒Where stories live. Discover now