El chico al que le cayó un rayo

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-¡¡Rápido, despejen el camino, tenemos que llegar al quirófano!!-

Gritó un médico mientras empujaba un carrito hacia un costado, mientras era acompañado de otros como el que llevaban a toda velocidad a un joven pecoso de cabello verde, el cual estaba inconciente sobre una camilla

-¡Llamen a quienes estén disponibles ahora, quiero un equipo de sutura, un respirador cargado y los desfribiladores y los quiero para ayer!-

Las enfermeras corrían de un lado al otro llevando los objetos pedidos mientras, al mismo tiempo, un pequeño grupo de profesionales entraban a auxiliar al doctor

-¿Cuál es la situación?- Preguntó una doctora mientras se colocaba guantes y cubre boca

-Le cayó un rayo, su corazón se detuvo y varios fragmentos de metal se incrustaron en su cuerpo- Respondió rápidamente mientras preparaba dos aparatos, uno en cada mano -Despejen-

El cuerpo del muchacho saltaba con cada descarga, después de la cual llegaba una más potente, luego de cinco minutos el corazón volvió a latir

-Lo logró, tiene pulso de nuevo- Avisó la doctora mientras veía una máquina conectada al paciente -Comencemos a quitar los fragmentos del pecho, asegúrese de que no haya hemorragias-

(Tres días antes)

Vemos a un hombre de cabello negro y una ligera barba en su rostro, iba caminando por la calle a paso rápido, en su mano derecha traía un maletín plateado

-Maldición, el tren no pudo retrasarse más ¿verdad? Voy demasiado tarde- Se quejaba el hombre mientras crusaba la calle y buscaba a alguien con la mirada -Vamos, vamos, espero que no te hayas ido aún-

Al mismo tiempo unas cuantas calles atrás, un joven peliverde caminaba por la acera con un rostro de tristeza evidente para quien lo viera

-No llores... no llores, es algo que ya sabías... pero por que ya lo sabías es que te esforzabas tanto en no verlo- Decía para si mismo el joven mientras las lágrimas amenazaban con salir, su vista estaba clavada en el suelo mientras cerraba los puños con frustración

De regreso con el hombre del maletín plateado, este seguía buscando con la vista dando vueltas en el lugar hasta que por fin encontró su objetivo, el cual era un hombre anciano sentado en una de las mesas afuera de un café llamado Gitters

El pelinegro se acercó y sentó frente al anciano, apoyando su maletín sobre la mesa teniendo cuidado de no tirar el café de su acompañante

-No me gusta tener que esperar a los demás, espero que está situación no se vuelva una costumbre señor August- Comentó el anciano sin levantar la vista de su taza de café, a la cual le estaba dando un largo sorbo

El hombre, ahora conocido como August, se rascó un poco la nuca mientras soltaba una pequeña risa avergonzada -Jajaja, si bueno, disculpe usted es que el tren se retrasó y no pude hacer nada más que esperarlo-

Ambos iniciaron a conversar sobre trivialidades hasta que una mesera llegó y le preguntó a August que le gustaría, unos diez minutos después le trajo un café doble

-Bueno, volviendo a los negocios, mencionaste que tenías una propuesta única para mi. Quiero aclarar que, de no haber sido tu quien me citó aquí, habría rechazado la invitación, tu sabes que no me gusta negociar debajo de la mesa- Comenzó a decir el viejo mientras veía a August tomar su café doble

BNHA: GodspeedWhere stories live. Discover now