Celo | Omegaverse

2.4K 101 16
                                    

G!P Adora

-

Catra simplemente no podía soportarlo.

De hecho, nunca había tenido un celo tan fuerte como el que estaba sintiendo en ese momento. Ni siquiera cuando le dio por primera vez a los 15 años, cuando apenas era una adolescente formándose bajo el cuidado de la Horda y, durante la tarde calurosa de aquel día, se encontró sudando y apestando a feromonas, causando actitudes que fueron notadas por las personas de alto mando allí, quienes la llevaron rápidamente a una de las habitaciones de cautivo y mantuvieron encerrada hasta que culminó.

Nunca se imaginó que sería una Omega. Creyó que sería una Alfa imponente y fuerte, mínimo uno recesivo, pero al parecer su propia naturaleza le reprochaba y se burlaba de su innata debilidad; Shadow Weaver siempre tuvo razón.

Fueron días terribles, el calor le consumía el cuerpo y el sudor que este le generaba y se encerraba en la recámara la mantenían aturdida y desconsolada, porque la desesperación rozaba el dolor, concentrándose en las partes que constituían el core. Estuvo encerrada durante unos cuantos días, con una mezcla de emociones que iban de la lujuria a la tristeza y complacerse a sí misma nunca fue suficiente para aplacarlo. Recordaba perfectamente que lo único en que podía pensar era en Adora.

Su amiga desde que eran niñas, la chica que en aquel tiempo se estaba volviendo raramente excelente en el entrenamiento y que lo hacía con una gracia impecable. Todos sabían que era una Alfa, y lo hacía notar, por la manera en que se paraba y su porte hacía que inevitablemente todos desviaran su atención hacia ella. Catra no fue la excepción, se sentía cautivada al observarla moverse y secretamente agradecida porque Adora también la apreciara desde que se conocieron hace años. La rubia tuvo su primer celo meses antes que Catra y ésta, días antes, pudo distinguir una ligera diferencia en el olor de Adora; después la encerraron.

Cuando más omegas y alfas comenzaron a presentar celos, por fin dieron una mediocre plática a todos los cadetes acerca de éstos, y la parte sexual.

Catra se dio cuenta poco después que sentía algo por su amiga, y no porque fuera una Alfa, sino porque Adora era sencillamente fascinante. Los celos transcurrían cada semestre, que fueron aplacados con supresores y el tiempo voló; se dieron su primer beso a los 17 años, que no desembocó en nada más, sino que en otros besos. La acción se volvió imposible de realizar cuando Adora abandonó la Horda y con ello, a Catra. La ojiazul siempre persiguió sus ideales y principios por sobre lo que realmente anhelaba, incluso si eso significa volverse enemiga de la chica que quería.

Catra pensaba en todo eso mientras corría a cuatro patas a través de los Bosques Susurrantes, su ropa empapada de sudor, con el cuerpo caliente, hirviendo, y la boca secretando saliva. El vientre siendo magullado en su interior, como si le estuviera pasando un rodillo sobre este. En su desesperación por llegar a su objetivo, se encontró experimentando emociones que no quería sentir y pensamientos que retumbaban muy fuerte en su cabeza, haciéndole sentir estúpida y enojada por sus acciones contradictorias y que probablemente le causarían problemas severos más adelante.

Pero no podía importarle menos cuando estaba a punto de llegar a Luna Brillante y la viva imagen de su enemiga le seguía apareciendo en su mente, aunque tenía pocos recuerdos de los últimos tiempos porque usualmente estaba convertida en su horripilante versión más alta y poderosa. Le creaba picos de ira el sólo pensar en She-Ra, le hacía gruñir. Ya la había visto así durante 2 años seguidos y cada vez se ponía peor. Le generaba un odio que casi le hacía olvidar que quien estaba en el cuerpo de esa guerrera era Adora.

Finalmente llegó al gran reino y se detuvo, con cierta distancia. Se aseguró que no hubiera nadie, pues el sol se acaba de escabullir y la noche estaba oscura. No vio ningún guardia. Se puso en dos patas, y se miró a sí misma: ropa rasgada y manchada, así como su cara, apestaba y luego el castillo, impecable y majestuoso. ¿Cómo siquiera le pidió Adora que se fuera con ella cuando claramente había una gran división en sus destinos? No tuvo tiempo a responder cuando un aroma llegó, se aventuró por sus fosas nasales, erizó su cortísimo pelaje y le hizo caer de rodillas. Era el aroma de Adora, que provenía de una de las ventanas de las torres que se encontraban frente a ella. Llamaradas de calor volvieron, más fuertes, y por la mera adrenalina sacó sus garras y escaló por las paredes del castillo; estuvo a punto de resbalarse y caer pero finalmente llegó al balcón y de un movimiento sigiloso, cayó sobre el mosaico a cuatro patas.

Bạn đã đọc hết các phần đã được đăng tải.

⏰ Cập nhật Lần cuối: Feb 28, 2022 ⏰

Thêm truyện này vào Thư viện của bạn để nhận thông báo chương mới!

One Shots | CatradoraNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ