Cap 19.-

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Alexia

Abrí los ojos exaltada, estaba en mi habitación aun que todo se sentía raro, me mire al espejo buscando las heridas causadas por Iván y no había nada, suspire agradecida de qué tal vez todo había sido un mal sueño y nada más, comencé a buscar mi teléfono quería contarle a Nicolás la pesadilla que tuve y como dicen mas vale contarla antes de que se cumpla, pero no había rastro de mi teléfono, salí de mi habitación y baje a la sala buscándolo y nada.

— Mamá... ¿De casualidad viste mi teléfono?— grite y todo seguía en silencio — Papá... — subí las escaleras de nuevo y fui hasta su habitación la cual estaba vacía, tal vez fueron con la abuela y no me avisaron, caminaba por el pasillo para llegar a mi habitación, tomaría mi bolso para ir a casa de Nicolás, no me gustaba estar sola por que desde el supuesto exorcismo de Cris a veces escuchaba ruidos y no me gustaba para nada. Tome una sudadera y antes de ponérmela el timbre de la puerta comenzó a sonar, salí de mi habitación y baje para abrir.

— ¿Quien es?...— tome la perilla de la puerta.

—No lo hagas... — un chico alto, de cabello obscuro tomó mi brazo y me detuvo antes de abrir la puerta.

—¡Ahhh! — grite me solté de su agarre y subí de nuevo a mi habitación cerrando la puerta tras de mi con seguro, recargue mi oído en ella para ver si lograba escuchar algo...

—Espero que estemos huyendo de la criatura que te espera fuera...— escuche su voz dentro de la habitación, voltee lentamente hasta mi cama y ahí estaba de nuevo el recostado, prendiendo un cigarrillo.

—¿Quien eres...?— tome un paraguas que tenía en mi armario y amenace con golpearlo mientras él se levantaba tranquilamente de mi cama y se acercó a mi— No des ni un paso más o te juro que te golpeare...

— Alexia tranquilízate....

—¿Por que sabes mi nombre?¿Que haces en mi casa?¿Quien eres?— de pronto se escucho como golpeaban la puerta de la entrada.

—Tenemos que salir de aquí — me extendió su mano — te explicaré todo... solo confía en mi...— sus palabras me recordaron a Nicolás y tome su mano sin pensarlo, caminamos hasta la ventana y la abrió dejando entrar una luz segadora que me hizo cerrar los ojos automáticamente, me ayudo a subir al marco de la ventana y saltamos, al abrir mis ojos nos encontrábamos en la sala de espera de el hospital.

—¿Como es esto posible?— susurre para mi, levante la mirada y vi a Nicolás caminar por los pasillos muy aprisa así que corrí tras el, vi que entro al quirófano, lo primero que se me vino a la cabeza fue qué tal vez su padre se había accidentado o algo, estaba realmente confundida hasta que lo escuche gritar con desesperación dentro del quirófano, abrí la puerta y me quede fría, mis ojos se llenaron de lágrimas.

—¿Que voy a hacer ahora? ¡¿Por que tu?!... Yo tendría que estar en tu lugar...

— Nicolás, estoy aquí— traté de tocar su hombro y fue en vano, como si se tratara de de una película de terror no pude tocarlo, caí de rodillas al suelo, no sabía qué pensar, en realidad no había sido una pesadilla... yo estoy muerta — ¡Nicolás mírame... por favor! Solo mírame una vez más...— no pude contener el llanto más, sentía que me faltaba aire y como si algo presionara mi pecho.

— Te juro que lo encontrare y lo hare pagar por todo lo que hizo... Te amo y siempre te amare... se que nos volveremos a encontrar, tal vez este no fue nuestro tiempo ni la vida correcta... te amo— beso mis labios y se desmorono ante mi y no podía hacer nada para que él se sintiera mejor, no podía abrazarlo, no podía decir nada, absolutamente nada— cuando lo encuentre lo mataré.

El último besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora