El Comienzo

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Ryunosuke Akutagawa de 15 años abría sus ojos lenta y delicadamente, cada segundo que pasaba podía ver más cómo el sol se asomaba por las ventanas, hasta que tuvo sus ojos completamente abiertos.

A paso lento fue levantándose, y de inmediato escuchó el llamado de su madre.

Talló sus ojos y se dirigió al baño, aún somnoliento lavó su pálido rostro y bajó las escaleras, encontradonse con su madre y el desayuno listo.

- Ryunosuke, buenos días. Te preparé el desayuno porque tengo turno de hoy hasta la próxima semana, sabes como son en el hospital, así que quería despedirme de ti con esto, claro que no es un adiós para siempre. - Su madre rio por lo último, y el azabache entristeció un poco, su madre se la pasaba fuera de su casa por su trabajo; Enfermera. Ni el ni Gin; su hermana, tenían tiempo de estar con ella, pero no podían reprochar nada, después de todo necesitaban dinero.

- Gracias, madre, te voy a extrañar... Por cierto, no quiero que preguntes si me bañé o no, muchas gracias. - Abrazó a su madre un buen rato, mientras sentía como se reía con su último comentario.

- Bien, ahora tengo que partir, despierta a Gin y no llegues tarde a la escuela, cuídense mucho tú y tu hermana, te amo. - La madre besó la frente de su hijo, y salió apresurada de su casa.

Quedando Ryunosuke en sus pensamientos, meditó un poco lo de bañarse, ya iba una semana completa sin ningún tipo de baño (excepto las manos, esas si se las lavaba mucho, y su cara al despertar), así que optó por bañarse, pero antes despertó a Gin, luego de una gran pelea por el escándalo de la azabache, quien no quería despertar, se bañó, y por fin pudo probar el desayuno que había dejado pendiente su madre, pero ahora con compañía de Gin.

Ambos Akutagawa desayunaron, el azabache le mencionó a su hermana lo que su madre le había dicho en la mañana, y Gin ya empezaba a entenderlo y sentirse menos triste, ya estaba acostumbrada.

Minutos después ambos terminaron de desayunar y se despidieron, para ir cada quien a su escuela.

El mayor de los Akutagawa iba por la derecha, y la menor por la izquierda, perdiéndose de vista con cada paso que daban.

Luego de una caminata neutral, llegó a su escuela, y joder, para que mentir, simplemente quería irse.

Los días en su escuela eran todos iguales, ya no esperaba nada en especial, lo pasaba mejor encerrado en su habitación que conviviendo con gente, y se ponía o nervioso o molesto cuando alguien le dirigía la palabra.

La mañana fue transcurriendo normal, clases y más clases, hasta que llegó la hora de la verdadera tortura; Clases de danza, 100% obligatorias.

Según el profesor debían bailar por el fin de año, el cual estaba por acabarse, y merecía un baile, algo que al 50% de los estudiantes les pareció una muy mala idea, incluyendo a Ryunosuke.

El otro 50% eran los estudiantes quienes estaban emocionados de poder bailar en pareja, porque sí, el jodido baile era con una pareja de por medio, y si había algo que odiara el azabache era tener contacto físico directo con una persona, era el colmo de todo.

Poco a poco fueron llegando todos los estudiantes al salón de baile, y por último, llegó Akutagawa.

- ¡Buenas tardes a todos! - Nakahara Chuuya vio y escuchó como todos le respondían, algunos felices emocionados, y los otros desanimados y enojados, algo que ya se había hecho costumbre para el pelirrojo, después de todo las clases de danza no eran necesarias. - Cómo algunos saben, estamos por acabar el año, y debemos hacer un baile, no es nada en especial, las parejas ya están listas, solo debo mostrarles el baile, y mi ayudante, Dazai Osamu, será mi ejemplar.

Sway With Me || Shin Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora