Reloj de Piedra (Padre)

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Es difícil levantarse cada día, mirarse al espejo y ver lo que yo siempre veo.
No soy más que el cascarón de lo que alguna vez fue un hombre que tenía esposa e hijos; un hombre que era feliz.

Desde que ella se los llevó a vivir a casa de su nuevo marido mi vida no ha sido más que la rutina que repito a diario.
Mi existencia no es más que la sucesión de ínfimos sucesos que deambulan en línea recta.

Soy un desastre.

En el espejo puedo ver que cada vez voy perdiendo facultades, más rápido que los demás a mi entender.

Mis ojos ya no tienen ese brillo que solían tener.
Las arrugas ahora adornan mi rostro y acompañan los pómulos que se han ido marcando por mi mala alimentación.
Mi cabello está reseco y quebradizo, el color negro que poseía se ha tornado blanquecino y en algunas partes hasta me ha dejado de crecer.

No es fácil vivir con el ruido de los autos y el bullicio de la gente. Mucho menos dormir, en realidad.
En mi apartamento se escucha todo bien claro y sinceramente no me importa.
Solo me recuerda que hay un mundo afuera.

Todos los días me despierto, me visto, arreglo mi corbata y salgo caminando a trabajar.

Ser secretario de una empresa de cosméticos no es un trabajo lamentable, lo que lo hace lamentable son las personas que trabajan allí.

Yo entro por la puerta y, como si ni siquiera existiera, la gente pasa de largo. Ya ni se esfuerzan en mirarme.

Cada mañana llego a la cafetería, preparo el café de mi jefa y se lo llevo. Apenas me voy, puedo ver a través de la ventana cómo lo vierte de lleno en el cesto de basura.

¿Para qué estoy trabajando entonces?

El sueldo es una mierda, no conozco a nadie aquí y mucho menos soy un miembro importante para el funcionamiento de este lugar.

Supongo que lo mejor sería irme de esta ciudad llena de maldad.

Cada vez que voy a casa de mi ex-mujer todo se vuelve negro. Mi único objetivo es ver a mis hijos para no olvidar sus rostros, dado que papá se irá lejos.

Ella se queda observándome sin saber muy bien qué cara poner, mientras que su nuevo marido se burla de la forma en que visto.

Mis hijos ya no quieren estar cerca de mí. Resulta que ahora el malo soy yo. Les han lavado el cerebro de tal manera que todo lo que hago puede ser aparentemente dañino para el crecimiento de ambos.

Supongo que lo mejor sería irme de esta ciudad. Supongo que lo mejor sería irme para siempre.

Como quien agarra un cuchillo y se perfora la piel buscando cortar las venas.

Como quien prepara una soga en su cuello y deja caer la silla para quedar colgando del techo.

Supongo que yo también debo desaparecer.

Total.
Si desaparezco, a nadie le importa.

Life in Black © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora