Capítulo Único

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—Si atacas de esta dirección, Raphael podrá repelerlos, y reducir el daño al repartirlo en todo su cuerpo, incluso podría lanzar fuera a Belial con su armadura, por lo que creo que un ataque sorpresa sería más funcional en él.

Bell estaba poniendo toda su concentración en tratar de entender el punto de aquella conversación a la que ya le había perdido el curso desde hace un buen tiempo. Debería estar más pendiente, lo sabía, y se reprendió mentalmente por no estarlo haciendo. Es decir, era ya su última chance de barrer el piso con Rashad para enfrentarse a Valt, y estaba agradecido sobre todo de que Basara se haya ofrecido a ayudarlo con su cometido, considerando que no hace mucho era parte del equipo rival. Pero, definitivamente no podía concentrarse.

Menos de esa manera.

Menos si Basara seguía invadiendo su espacio personal tan despreocupadamente.

—¿Estás escuchando?

—Claro.

Estaban sentados en los sofás de la habitación que le habían facilitado, en el nuevo estadio para la competencia. Ranzo era su verdadero compañero para aquella prueba, sin embargo, no venían mal para la ocasión, un par de consejos adicionales de los cuales auxiliarse, y para ello, Basara era perfecto.

Se encontraban lado a lado mientras el chico explicaba, a la par en que trataba de ilustrar sus estrategias con ayuda de una tableta dónde iba trazando las trayectorias de los beyblades que supuso usarían en batalla.

Su brazo atravesaba los hombros de Bell, por alguna extraña razón. Si no mal recordaba, al principio tan sólo era su palma, ahora casi que lo estaba abrazando. Podía percibir el olor de su colonia tan escasamente de él, y Bell no entendía porque aquello era tan desastroso para su ser.

—Creo que con eso será suficiente. De todos modos, tienes a Ranzo para ayudarte, estoy seguro de que se les ocurrirá algo—terminó el de apellido Suiryu, ahora mirando a su compañero, que tenía las mejillas algo rojas—, ¿Bell?

—Claro, sí, ya entendí—habló rápidamente Daikokuten, interrumpiendo su pregunta—, sólo una duda…

Basara parpadeó algo desorientado, antes de asentir y reducir su distancia un poco más para oírlo. Bell hizo una mueca.

—¿Es tan necesario que estés tan cerca de mí? —inquirió directamente, algo tosco también, sobre todo cuando, intentando apartarlo, colocó una de sus manos sobre la de Basara.

El chico pareció confundirse un poco más, o quizá tan sólo se hacía, Bell no podía decir con certeza lo que pasaba. Pero poco le duró aquel lapso de silencio, o las conclusiones a las que estaba llegando para adelantarse de nuevo a los planes de quién tenía enfrente.

Basara sonrió, una sonrisa despreocupada, no como las nerviosas que habitualmente le llegaba a ver en el rostro, era casi tan apática en él, cosa que le causó varios escalofríos a Bell, pero nada comparado con lo que hizo después.

—¿Qué te-…?

Sus palabras murieron antes de que siquiera lograrán salir de su boca.

—Y puedo estar aún más cerca—Basara dijo, robándole el aliento cuando lo halló peligrosamente cerca de su rostro y susurrando aquello en un tono tan bajo que le hizo temblar. Luego continuó—, así que no me provoques, Bell…

Sus neuronas parecían haber dejado de trabajar, olvidó todo, completamente. Tan sólo podía pensar en lo vergonzoso que era ese momento, y en qué ese, definitivamente no era el Basara que conocía. Había cambiado tanto que ahora era difícil percibir al menos la sombra de lo que era antes.

Y Bell no sabía si eso lo asustaba, o le gustaba lo suficiente como para no admitirlo en voz alta.

Ahogó sus palabras, pasando saliva, y fue el instante en el que Basara se levantó del sofá, satisfecho, cargando la tableta bajo el brazo antes de inclinarse ante Bell, tomando su barbilla para elevarlo hasta conectar sus miradas.

Esa fue la gota que derramó el vaso y disparó miles de tonalidades carmín diferentes en las mejillas del Daikokuten. Basara se rió.

—Suerte en tu batalla—murmuró, dejándolo en paz. Lo soltó, y salió por la puerta al escuchar los gritos de su hermana que lo estaba buscando por los pasillos.

Llevaba una sonrisa de oreja a oreja, sabiendo el desastre que había causado en su antiguo casi bullying y amigo, aunque tampoco esperaba que reaccionara de esa forma. Hasta le había salido mejor que sus estimaciones primerizas. 

Mientras, Bell, aún en la habitación trataba de encontrarle un sentido a sus acciones, al menos una razón para sacarlo de las nubes y hacer que su corazón detuviera su acelerado latir.

Basara solo quería jugar con él, devolverle todas aquellas bromas que le había hecho en antaño, pero Bell no lo entendía.

Y quizá esa era la verdadera razón detrás de su rubor.




Hace tiempo que quería trabajar algo de esta shipp, y de ese deseo finalmente salió esto. Espero les guste <3
La verdad no sé trabajar esta pareja, pero para ser el primero, no creo que esté tan mal. Iré mejorando conforme siga escribiendo de ellos.
Este drabble se lo dedico a haruaoiakabane123

Gracias por leer, espero les haya gustado.
¡Adiós!

Rubor [BellBasara]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora