Capítulo Único.

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El aeropuerto estaba abarrotado, Loid se encontraba en una silla esperando al momento de finalmente tomar su vuelo.

Había pasado los últimos 6 meses fuera de casa, y después de tantas conferencias sobre su investigación sobre la terapia de conmoción y sus contribuciones a los pacientes psiquiátricos... Realmente le hacia falta descansar un poco.

Si había algo que podía decir que anhelaba con toda seguridad, era ver a su familia.

A su adorable hija Anya; quién constantemente lo sacaba de quicio como si pudiera leer su mente, lo que hacía que siempre estuviera en la palma de su mano, cosa que hacía reír a Yoru cada vez que la infante lo convencía de comprar una bolsa extra grande de cacahuates.

A su mascota Bond, al cual le pedía al cielo que no hubiera muerto por alguna comida radioactiva producida por su esposa.

Ni aunque su vida dependiera de ello admitiría que muy en lo profundo de su ser extrañaba al pesado de su cuñado Yuri y sería muy raro decir que extrañaba al idiota de Franky.

Mientras pensaba sobre que debería hacer con su familia ahora que disponía de algunos días de vacaciones, el sonido del parlante anunciando que era su turno para subir al avión lo sacó de sus pensamientos.

Mientras el avión iba en camino a su destino, Loid decidió dormir un poco, seguramente necesitaría energías para lo que se aproximaba en la casa Folger.

—Ya es hora, tengo que volver a casa.

***

Para cualquiera que la conociera, era realmente tonto decir que Yoru no estaba nerviosa después de ver a su esposo después de tanto tiempo.

Es increíble que hayan pasado tantos años, e incluso tengan una hija juntos, pero que después de tantas cosas que han pasado como pareja, ella aún sienta ese nerviosismo y ansiedad como cuando tuvieron su primera cita.

Mientras esperaba impaciente sentada en una pequeña cafetería cerca del aeropuerto la hora de que el vuelo de su esposo llegara, miraba el reloj y anhelando que el tiempo agilizara su curso.

¿Qué podía ser lo primero que haría al verlo?

¿Abrazarlo?

Puede ser, aunque Loid no era un amante de los abrazos.

¿Besarlo tal vez?

Eso sería muy vergonzoso, necesitaría beber un poco de vino para aquello, y no quería correr el riesgo de montar una escena en el aeropuerto por su nula tolerancia al alcohol.

¿Entonces, que podría hacer?

¿Qué debería hacer para demostrarle que está devuelta en casa y que lo ha extrañado con locura por todo este largo tiempo?

Dicen que el tiempo es alguien muy caprichoso, pues mientras que las dudas y preguntas que recorrían la mente de Yoru no hacían más que crecer hasta casi abrumarla, el tiempo de ir a recoger a Loid había llegado.

—¡Ah! ¡Por pensar tanto en eso seguro llegaré tarde! ¡Date prisa Yoru Folger!

***

—Es raro... debia estar aquí hace 20 minutos...— Loid miraba constantemente su reloj y a la puerta que se abría constantemente por gente reencontrándose con sus seres queridos.

Mientras miraba a una pareja reencontrarse el sonido de unos gritos de una voz conocida a la lejanía llamaron su atención, al forzar ligeramente la vista vió una silueta familiar saludando a su dirección mientras se acercaba rápidamente.

—¡Loid! Lo siento, estuve esperando en el lado equivocado del aeropuerto.— dijo una agitada Yoru, que estaba retomando el aliento poco a poco.

Mirando fijamente a su algo exhausta esposa, un sentimiento de calidez recorrió su alma, haciéndole esbozar una sonrisa.
Si de algo estaba seguro, era que realmente amaba a su despistada, torpe, y hermosa esposa.

El rubio soltó sus maletas y abrazó fuertemente a la mujer que amaba.

—¿¡E-Eh!? ¿¡Loid!?— dijo sorprendida.

—Te he estado esperando, solamente para poder hacer esto.

Sin previo aviso Loid tomó el mentón de Yoru y unió sus labios con los de ella, dándole un beso que ambos necesitaban sin que ellos lo admitiesen.

Y tan solo con ese gesto de amor, las preguntas de Yoru fueron contestadas, y la respuesta que su esposo le dió fue una muy grata sorpresa.

Y El volver a ver a aquella dama hizo que Loid pudiera descansar finalmente.

Tal vez la distancia los separaban a veces, pero nada podría separar aquel amor que los unía.

I've waiting for you.Where stories live. Discover now