¡Pitotes así de grandes, Selina!

284 51 35
                                    

Lo prometido es deuda, aquí está, lo que 11 personas esperaban.

Ed procedió a abrir la laptop, como de costumbre; al encenderla, esta comenzó a parpadear con luces de colores y lanzar alertas de virus

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Ed procedió a abrir la laptop, como de costumbre; al encenderla, esta comenzó a parpadear con luces de colores y lanzar alertas de virus.
—¡Vaya! Esto será difícil. ¿Qué habrá hecho para dejarla en este estado? —dijo mientras tomaba un gran bocado de su sopa instantánea, preparándose para iniciar su trabajo de todos los días. El calor de la sopa, el olor a sudor, la fuerte humedad, las risas de frikis reunidos en jauría... todo eso era suficiente para marear hasta al marinero más fuerte, pero nuestro amigo de lentes ya estaba acostumbrado, de eso vivía y, honestamente, era un ambiente reconfortante para él: era su lugar seguro, no se sentía juzgado, pues todos eran como él. —Muy bien, comencemos.
Pasó una, tal vez dos horas, era muy difícil maniobrar con ventanas abriéndose cada treinta segundos.

En eso llegó una hermosa mujer, Selina, con una bolsa del mandado que decía: «Carnicería y verdulería "La Virgen María"». Observó el desastre del cubículo donde se encontraba, los cables enredados y los pines regados por el suelo casi provocan su caída.
—Te traje tu lonche, Edie. Ya comiste muchas Maruchan esta semana —su  voz dulce, pero algo enojada por la pobre alimentación del técnico, contrastaba con ese tétrico lugar.
—¡Muchas gracias, Selina! —exclamó con una tierna sonrisa, pero al ver la laptop, se topó con una escena que cambió sus rosadas mejillas por una expresión de horror...

—¿Qué pasa? ¿qué tiene? —algo preocupada por la reacción de Ed, Selina decidió acercarse  para observar mejor su contenido.
—Ha-hay... hay, hay... ¡Pitotes… —dio rápidamente la vuelta y extendió las manos—  así de grandes, Selina! ¡Por todas partes! ¡Está infestada, pero de porno!
Selina no pudo contener la risa, la cara roja de Ed, junto a su grito de terror, no tenían precio.
—¡Basta! ¡No es gracioso!
—Lo es, y mucho.
—No, no lo es.
Ed echó a Selina del negocio, enojado por lo humillante de la situación, no sin antes echarle un ojo a la deliciosa comida que amablemente le habían traído.

Procedió a seguir reparando la computadora, tratando de ignorar las risas de los otros vendedores. «El Pitotes», ese será su nuevo apodo, la maldición que lo perseguirá por mucho tiempo, pues las anécdotas no mueren si son pasadas de boca en boca.
—Debí haberlo grabado —se lamentaba alguien a la distancia, pudo hacerse viral y su oportunidad se extinguió en medio del alboroto. Las anécdotas son mejores si son grabadas en vídeo.

Llegada la tarde, la laptop estaba lista y su dueño pasó a recogerla. Llegó con una expresión de muerto, el maquillaje corrido, el cabello revuelto y una camisa sucia de Nirvana; daba la imagen de no conocer baño en mucho tiempo. Ed no podía verlo a los ojos, cada que lo hacía recordaba la vergonzosa escena de horas atrás y el contenido de su dispositivo.
—Aquí está su laptop —pensó por un segundo en comentarle que el virus había entrado por ver contenido en sitios poco seguros, pero seguía concentrado en las imágenes de los vídeos. —Oye… —al verlo se quedó callado, le resultaba bastante atractivo. Barajó en su cabeza la posibilidad de invitarlo a una cita, se imaginaba la posibilidad de una cena romántica; sí, una cena romántica con un completo extraño; tal vez lo invitaría a comer algo de la plaza, o tal vez las comedias románticas le habían hecho creer que podía invitar a un completo extraño y que funcione, pero, primero que nada, ¿aceptaría? ¿por qué salir con el ratito que arregló tu computadora?
—¿Cuánto es?
—Disculpa, ¿qué dijiste?
—Que cuánto es.
Su corazón no paraba de latir y, casi en contra de su voluntad, las palabras salieron de su boca.
—¿Quieres ir por un elote? Yo te invito. —Listo, lo dijo, lo había conseguido, por fin lo había dicho, solo era cuestión de esperar su respuesta.
—Sí, sí quiero, pero cuánto es.
Para Ed, esto era una cita; mientras tanto, Bruce seguía esperando saber cuánto era la reparación.

Dedicado a Dan Bateman, María Zapata, Gabriel Nashton, Harley Dimandis, Mika Artsby, Pau Batpool Ojeda, Marie Fernández Carriedo, Alexia Xiomara Carmona, Joe Lecter, Momazos Madelin y Howdy Petals que me motivaron y esperaron, los tqm

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Dedicado a Dan Bateman, María Zapata, Gabriel Nashton, Harley Dimandis, Mika Artsby, Pau Batpool Ojeda, Marie Fernández Carriedo, Alexia Xiomara Carmona, Joe Lecter, Momazos Madelin y Howdy Petals que me motivaron y esperaron, los tqm.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Apr 30, 2022 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Deberías descargar un antivirus [AU RiddleBat]Where stories live. Discover now