parte única

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¿Cuánto tiempo había pasado desde que lo conoció? Aproximadamente tres años, si su memoria no lo engañaba. Ese día no le prestó atención, ¿Cómo lo haría si su ceño fruncido, porte orgulloso y distante fueron opacados por el chico revoltoso de brillante sonrisa? Ese joven cautivó por completo su atención, sin embargo poco tiempo después desapareció de la faz de la tierra.

Nunca pensó encontrarse con el temido Sandu-Shengshou como se le conocía en el bajo mundo a orillas de ese lago alimentando a los cisnes. Por que sí. El famoso asesino de la mafia de Yunmeng, primogénito de sangre de la familia Jiang y heredero por derecho al trono de los nueve pétalos de Lotus Pier estaba tranquilamente sentado en esa sencilla banca. Únicamente su guardaespaldas, Zidian, esperaba  vigilante a una cierta distancia.

Él se acercó al joven siendo seguido en todo momento por la mirada penetrante de Zidian.

–        Sandu-Shengshou

–         Hanguang-jun ¿ Qué le trae por aquí?– preguntó sin esperar respuesta, sabía que el segundo jade de la familia Lan era un hombre de pocas palabras.

No supo que demonios fue lo que le pasó, quizás fue la apacible tranquilidad que le rodeaba como una burbuja irrompible o la soledad que emanaba de la figura del joven lo que le  llevó a sentarse a su lado en silencio, esperando inconscientemente que el joven Jiang siguiese hablando. Claramente se equivocó, él no era Wei Ying que parloteaba sin cesar llevando por sí mismo la conversación. Al percatarse de su error, se limitó a observar a su compañero. Nunca imaginó que el joven Jiang luciera tan distinto sin su eterno ceño fruncido.  Claramente era hermoso, no tenía la belleza radiante de  Wei Wuxian, ni mucho menos la belleza suave de Yanli. Si no que era una belleza agresiva que por doquier gritaba peligro, como un lirio floreciendo al borde de un acantilado, imposible de ser recogido sin llevarte a la muerte.

Quizás lo había observado por demasiado tiempo porque ahora Jiang Cheng lo miraba fijamente. Las orejas de Lan Zhan enrojecieron de vergüenza, sin embargo se quedó estático. ¿Desde cuándo Jiang Cheng tenía los ojos violetas? No, no eran violetas, eran azules, no un azul anciano, no un azul cielo, eran de un azul profundo, tan profundo que con los mínimos y ligeros rayos solares tomaban una tonalidad amatista.

–        Hanguang-jun, ¿todo bien?

–        Mmmm – el viento llevó a su nariz un suave aroma a lotos, parpadeó confundido, claramente no había lotos en ese lago.

–        Ya veo – observó a la lejanía, Lan Zhan hizo lo mismo, los últimos rayos de sol se ocultaban perezosos – se hace tarde, debo retirarme, hanguang-jun, fue agradable coincidir, de favor transmítales mis saludos a Zewun-jun y a su tío Lan Qiren.– sonrió suavemente

–        Mmn – no pudo decir nada más, aunque tal vez lo deseaba, sin embargo, la sonrisa de Sandu-Shengshou lo sorprendió, era extremadamente raro que sonriera, “ hermosa” pensó, como la luna, esa que tantas veces admiró desde su ventana cuando niño.

No  tenía idea de por qué, pero desde ese día ahí se encontraban, en la misma banca, el mismo lago, tres veces por semana sin falta. No supo en qué momento se fueron acercando, no supo si fueron los cómodos silencios o las ocasionales sonrisas las que hicieron que acudiera sin falta a “su sitio” su lugar de reunión.

–        Wei Ying se ha estado preparando arduamente durante estos tres años – sonrió, como todas esas veces que hablaba de su medio hermano – se ha decidido que compitamos por el liderazgo – le dijo en una ocasión, preocupado de que el Lan no hubiese tenido noticias de Wei Wuxian por tres años

–        Mmn, no sabía – respondió, y otra vez, ahí estaba el aroma a lotos, disimuladamente se acercó un poco más al joven de ojos azul profundo, sólo para descubrir que él era la fuente de ese singular aroma

Black SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora