Curiosidad - Dekukatsu

CAPITULO ÚNICO

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Había algo raro en él desde hace meses.

Estaba ligeramente inconforme con su relación desde entonces. No lo malinterpreten, a pesar de sus dudas podía decir que su relación con Izuku iba viento en popa. No gracias a él, por supuesto, era una bendición el que Izuku estuviera lo suficientemente enamorado de él como para aguantarlo.

Aunque, siendo presumido, estaba dando lo mejor de sí mismo. Después de tantos problemas, sufrimiento y peros, por fin estaban saliendo desde hace más de tres años. Incluso empezaba a pensar en la propuesta de matrimonio. Lo haría de esa forma romántica que tanto le gusta al peliverde. Demonios, se aseguraría de que el bastardo quisiera morir de felicidad.

Si, sabía que incluso si se lo pidiera mientras estuvieran cagando para Izuku sería lo más jodidamente romántico del universo entero pero quería algo lindo. Midoriya era tan conformista que le hartaba, ese detalle no se le había ido incluso después de tantos años, ahora él tenía que encargarse de esos asuntos problemáticos.

Cómo que no se aprovecharan de él en el trabajo, o los fans, o los reporteros...

Varias ocasiones algún que otro fan se había victimizado gritando cosas como: "Desde que era solo un esperma he sido fan de Deku y ni así he recibido un saludo suyo, creo que me mataré"...o bueno, no tan así pero así lo veía Katsuki. Katsuki y, para su mala suerte, Izuku. El tarado no dudaba en incluso ir a la casa de dicho fan para pasar una tarde entera solo sentado incómodamente en el sofá, escuchando como la familia entera lo adulaba y llenaba de pedidos de fotos, videos, autógrafos y etcétera etcétera. Katsuki debía encargarse de ese tipo de situaciones pateando el trasero de esos abusivos y regañando al ingenuo peliverde.

Cómo sea, su inconformidad no radicaba ahí.

Era en la cama.

No, no, no, tampoco lo malinterpreten. El sexo con Izuku era increíblemente fantástico, alucinante, ¿quién diría que esa carita tan inocente haría tantas cosas maravillosas? En realidad la culpa no era para nada de Izuku.

La culpa estaba en el mismo.

-. Mmm creo que mejor haré katsudon - Escucho los murmullos a su costado - Apenas hiciste la despensa, ¿verdad? Tenemos todos los ingredientes.

-. ¿Por qué mierda finges que estás considerándolo? Cada que cocinas tú comemos lo mismo - Rodó los ojos, empezando a sacar los trastes dónde pondría los ingredientes - Todo está en el refrigerador, deja de molestar.

-. ¡Gracias Kacchan! - Le lanzó una sonrisa adorable y se encaminó a dicho electrodoméstico.

Él solo resoplo. Siempre que iba a hacer las compras se aseguraba de traer los ingredientes para hacer el katsudon. Desde que Inko le enseñó a hacerlo no había visto otra receta más. Sabía que era su favorito pero, por Dios, que insana manera de comerlo todo el tiempo.

-. Ya te dije que no es jodidamente sano comer esa mierda cada viernes - Refunfuño - Apuesto a que tu madre te azotaria por eso.

Arrugó la nariz. Tomó las verduras que Izuku acababa de pasarle para desinfectarlas, sin notar como inmediatamente el pecoso sonreía con picardía.

-. ¿Y tú no quieres hacerlo en su lugar? - Pestañeo de forma coqueta - Aunque eso solo me incitaria a comer más katsudon aún.

-. No empieces de calienta huevos, Deku.

Izuku soltó una risa tranquila.

-. Hoy en la mañana hablé con Ochaco-san - Contó, sacando las chuletas de cerdo del congelador - Parece que su juicio ya está llegando a su fin.