Dicen que a veces tu vida da un giro de 360° de día a noche
¿A caso eso era posible? Pensaba la fémina, claro... Hasta la noche de la fiesta familiar.
Un rubio se hacía presente como su "prometido". Gracias a los problemas amorosos del primogénito...
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—¿Ya te cambiaste cariño? ¿Ya preparaste los tragos? ¡¿Sacaron el pastel de horno?!—hoy también la casa se hundía entre escándalo y caos. Claro, al parecer era una fiesta familiar dentro de tiempo por lo que aquella mujer no sabía hacer algo más que sudar por las manos pensando en algo que faltase en la fiesta.
La joven miraba todo desde su cuarto pero no le tomó importancia, más bien dicho, no lo quería hacer. Revisar las revistas de moda deseando no escuchar a su madre para que baje, como toda adolescente de 12 años lo único que hacía y quería era: Evitar gente.
Más si eran a esas señoras con la cara pegajosa con el maquillaje desprendido de su cara ¿Tener que besar por respeto y buena educación a esas señoras que probablemente te den una infección en los labios? No gracias, la joven prefería quedarse en su cuarto cual hija rebelde a tener una infección en los labios.
La gente empezó a venir poco a poco, y para cuando el sol empezaba a esconderse el patio como la sala estaban repletas de personas las cuales pocas conocía, por lo que la joven se cuestionaba si a esto realmente se le podría llamar "Fiesta Familiar" ya que de "Familiar" no tenía nada.
Su madre no tenía tanto tiempo que darle ya que tenía que estar atendiendo a los invitados, solo la dejó en claro que usara aquel vestido con encaje floral que dejó frente a la puerta, no tenía ganas de vestirlo, pero inoportunamente su vejiga empezaba a dar señales de alerta.
La joven sabía perfectamente que si no bajaba ahora tendría un desastre oloroso en el cuarto pero que si bajaba era probable que se fijaran en el deplorable estado de la camisa de dormir que llevaba, por lo que no veía más opción que cambiarse y bajar las escaleras silenciosamente. Su pequeña presencia no daría importancia... ¿Verdad?
Logró bajar las escaleras rápidamente e ir al baño para vaciar su vejiga que estaba a punto de explotar. Tanto era el apuro que se olvidó lavarse las manos, pobre del que quiera agarrarle la mano...
—¡____! Hija, ya bajaste— comentó tu madre entre la multitud, llamando la atención de algunos.
—Estoy por volver, así que no te preocupes— sonrió y trató de alejarse, hasta que alguien agarró su mano bruscamente, pobre de aquella persona.
—¡Hey tú! ¡Esto está delicioso, te lo pierdes!— dijo un chico con los ojos color miel, comiendo gustosamente las brochetas de frutas con chocolate, manchando todo a su paso.
—¡Keisuke!-¡Baji!— 2 voces femeninas se escucharon al mismo tiempo, lucían de su misma edad, una chica peliroja y rubia.
—Disculpa a este idiota, ¿Eres ____ verdad?— comentó la peliroja —Un placer, soy Kurisaki Asuka y el idiota de ahí es Baji Keisuke, gracias por invitarnos a tu casa— dijo mientras hacía una reverencia, agarrando de la cabeza de aquel chico también.
