PRÓLOGO

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—Ke... nza... ki...

—Ken... zaki... —Los dos estaban enojados

—Ken... zaki...

—...Kenzaki... —Ambos estaban sonriendo

—Ken... zaki... —El niño estaba llorando y gritando —Kenzaki... ¡Kenzaki!

La noche aullaba y el mar rugía. Un pie que había sido arrancado por el ancla rodó por la cubierta de la embarcación. Pertenecía a un joven que no hacía mucho tiempo se había agarrado al mástil. Se lo arrancó la violenta ola que se había estrellado contra el barco durante la tormenta.

¿Cuál era su nombre de nuevo? Siento que se presentó en el momento en que embarcamos, pero ya no lo recuerdo.

Los otros cinco miembros de la tripulación también se habían ido. Sus caras habían sido esculpidas por el miedo cuando las crestas blancas de las olas se los tragó uno por uno, y eso fue todo. Los recuerdos que les concernían ya se estaban desvaneciendo.

¿Quién fue el que no tuvo tiempo de bajar el ancla y terminó amarrado con ella? ¿Quién fue el que se molestó en ponerme un chaleco salvavidas? No había ninguna necesidad de que me lo pusiera. Así es. No tengo ninguna necesidad de nada de eso. —Pero el hombre no sabía por qué no lo necesitaba. Era incapaz de recordar qué pasó—. Hablando de eso, ¿qué barco abordé y a qué país pertenecía? ¿Por qué terminé montando este pequeño bote? ¿Quién en el mundo soy yo?

Surgió un espejismo. La malicia del desierto llevó a los sedientos a correr salvajemente. Pero siendo que lo que yacía en su destino obviamente no era un oasis, cada uno de los diez o más viajeros, se desesperó y murió de agotamiento.

Pero él era el único que quedaba. Los rostros y los nombres de las personas que había conocido hace unos momentos se borraron de su memoria. Desaparecieron como si estuvieran cubiertos por la arena que fluía.

¿Quién fue el que compartió su comida y agua conmigo? Ni siquiera había necesidad de que él hiciera eso. —Pero por alguna razón, el hombre no podía recordar por qué era así—. Hablando de eso, ¿en qué país los conocí y en qué ciudad fue? ¿Por qué terminamos persiguiendo un espejismo? ¿Y cuál es mi nombre?

Esos pensamientos surgieron en su cabeza, pero no se le ocurrió nada más.



El barco se hundiría pronto. El hombre se hundiría junto con los restos de los demás. De repente, una voz se abrió paso en su conciencia que se desvanecía. La voz se rió. Se burló de él como si se jactara de la victoria.

El sentía que sabía a quién pertenecía esa voz. Pero no podía recordar quién era o quiénes eran. No quería recordar. Se suponía que no debía de. Su conciencia una vez más se oscureció mientras pensaba eso.

Entonces, una ola gigante atacó el bote y lo volcó. Sus restos dejaron escapar un último grito agonizante y luego dejaron de moverse.

Lo que siguió sucedió en un instante. El hombre se hundió directamente hacia el oscuro abismo del océano.

Kamen Rider Blade: La NovelaWhere stories live. Discover now