En otra vida...tal vez

El honor de un ninja

Ninguno de los presentes sabía realmente cuánto tiempo llevaban en audiencia con su líder. De no tener un control total sobre su cuerpo, las piernas de todos ya se habrían dormido por estar tantas horas sentados en la posición seiza* 

Pero su honorable líder aún debía tomar una decisión en la habitación donde los más venerables miembros del clan Shinzo se habían reunido para discutir un evento que podría cambiar no sólo sus vidas, sino las de personas ajenas a su apellido, pero igualmente involucradas.

Uno de los hombres que estaba sentado en la fila más cercana al líder hizo una reverencia dogeza** apoyando sus manos frente a su cuerpo y agachando la cabeza para tomar la palabra. Tenía su cabello largo y castaño sostenido en una larga coleta que se formaba desde lo alto de la parte posterior de su cabeza.

-Amo Haruhiko, los clanes Piero, Majo y Shòu demostraron no ser leales cuando llegó el momento de pelear por el clan Shinzo ¡Sólo traerán desgracia si permitimos su regreso!- expresó con sincera preocupación Tomoe.

Haruhiko estaba sentado frente a su audiencia, con una mesa de té japonesa separándolo de los diez hombres y mujeres frente a él. El líder del clan Shinzo era joven y atractivo, pero 22 años en este mundo habían sido suficientes para convertirlo en un ninja poderoso y sabio, con una mente irrompible y un cuerpo fuerte capaz de resistir cualquier golpe, su cabello negro lo sostenía con un desaliñado semirecogido que enmarcaba su rostro con mechones sueltos.

Sólo había un hombre que se había sentado entre el líder y su clan, tenía su cabello negro mezclado con canas blancas sostenido en una coleta alta.

Su expresión era impasible y su barba negra salpicada de blanco hubiera hecho más difícil leer su expresión, de haber tenido tal. El hombre conocía el ímpetu dentro del joven que había hablado y su extrema lealtad hacia el clan Shinzo.

Y aunque se había mantenido tan callado como su líder en todas esas horas, escuchando los argumentos a favor y en contra de los presentes, consideró que era momento de decir algo que nadie más había expresado.

El hombre maduro se dirigió a su líder agachando la cabeza, pero sin hacer una reverencia por completo.

-Amo Haruhiko, comprendo la preocupación de todos de que los clanes vasallos vuelvan a traicionarnos. Pero el honorable amo Akira creía en las segundas oportunidades.- Su voz gruesa y serena paralizó a los presentes al mencionar el nombre de su difunto líder.

Haruhiko se tensó al escuchar el nombre de su padre.

-Estamos seguros que usted guiará al clan Shinzo a una era de grandeza como nunca se ha visto; pero también considero importante que las creencias de aquellos que estuvieron antes que nosotros sigan presentes. Pues es gracias a ellos que nosotros estamos aquí.-

Todos miraron impactados al hombre que acababa de hablar. Se sintieron avergonzados por olvidarse sobre lo que el amo Akira Shinzo habría hecho, siendo él el hombre más sabio y valiente que habían conocido.

El amo Haruhiko cerró los ojos y cruzó los brazos, meditando su veredicto. No conocía a los clanes como tal, ni a sus líderes; pero sí a tres miembros de cada uno que no hacían más que causar problemas en la aldea. Cuando se enteró que no eran simples vagabundos, sino ninjas que se habían quedado sin honor, casi empatizó con ellos.

Además, no eran del todo malos, su líder era una ávida defensora de los animales.

Y por otro lado, los antiguos vasallos de su clan le habían pedido personalmente volver a servir al clan Shinzo, con la promesa de que la siguiente traición sería castigada no con la deshonra, sino con la muerte.