6. Cita

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La idea de un viernes por la noche, para la mayoría de las personas de su edad, era beber hasta perder la conciencia, bailar con tanta gente fuera posible en una apretada pista de baile donde el sudor ajeno se pegue al propio y terminar en cama de...

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La idea de un viernes por la noche, para la mayoría de las personas de su edad, era beber hasta perder la conciencia, bailar con tanta gente fuera posible en una apretada pista de baile donde el sudor ajeno se pegue al propio y terminar en cama de alguien a quien acabas de conocer. Pero para Off, aún en sus veinticinco años, era mucho más divertido pasar la noche de un sábado bajo una casita de mantas, viendo por nonagésima vez La Cenicienta, con su hija recostada entre sus piernas, comiendo helado de Chocochips. Esa noche podrían dormir tarde, podrían comer postre en la cena y vestir sus pijamas iguales con dibujos de Rilakkuma, porque es cumpleaños de Nirin.

Gun recibió un mensaje esa tarde de parte de su mejor amigo pidiendo verlo en el estudio al terminar la práctica, cosa que no sucedería hasta dos horas después de su llegada —estaba seguro— porque conoce lo suficientemente bien a Krist y su obstin...

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Gun recibió un mensaje esa tarde de parte de su mejor amigo pidiendo verlo en el estudio al terminar la práctica, cosa que no sucedería hasta dos horas después de su llegada —estaba seguro— porque conoce lo suficientemente bien a Krist y su obstinada personalidad de seguir ensayando aunque su cuerpo le grite clemencia.

Afortunadamente, no se queda solo y su novio siempre le obliga a salir de ahí, aunque no es nada sencillo porque —una más, Singto, juro que es la última— y así, fue que Gun y Singto se hicieron buenos amigos, esperando que Krist estuviera medianamente satisfecho con su coreografía.

No es de sorprenderse que el salón III sea el único con las luces encendidas a esa hora de la noche. Krist está practicando para una audición y no hay poder humano en la tierra que lo despegue de ese suelo de madera hasta que —se le rompan las piernas o le quiten la electricidad.

Gun entra con su mochila al hombro, saludando en silencio al chico de cabello oscuro sentado en la esquina del salón, que observando a su novio bailar.

—Hola Gun. —el pelinegro se acomoda la gorra y parte de su flequillo cae, formando una "," en su frente que Gun mira por quizás, demasiado tiempo. —Uhhh... ¿Gun?

El profesor espabila y sarandea su cabecita a los lados varias veces.

—Perdona, me acordé de alguien. ¿Cómo estás?

—Aaah, Gunnie, no puedes mentirme. —¿En quién pensabas, hmm?

Gun se ríe muy nervioso, tratando de esquivar la mirada curiosa de su amigo sobre sus gestos. Sacude el aire con un manotazo tratando de restarle importancia a lo que oculta hasta de sí mismo.

Un novio para papii - H.A #1Where stories live. Discover now