7. Cita azucarada

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Rocía algunas gotas de loción sobre su cuello, dando toquecitos suaves a la piel después del afeitado

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Rocía algunas gotas de loción sobre su cuello, dando toquecitos suaves a la piel después del afeitado. El sutil aroma fresco impregna su ropa, su piel blanca y un poco el cuarto de baño, mientras Gun, da los últimos toques antes de salir.

Sería mentir si dijera que no está nervioso. Quizás se arregló demasiado para una ocasión informal, tal vez con una sudadera habría bastado pero ¿Qué se supone que se usa para salir de noche con una estudiante y su padre? Detalladamente, ¿Saldría con el Señor Jumpol?

Oh, demonios...

Tan pronto la realidad le golpeó la cara, Gun toma su teléfono y teclea una frase de auxilio para su hermana mayor. Momentos más tarde y aún con el corazón desbocado, recibe la llamada que tiene que aclarar sus dudas.

—¿Por qué recién me entero de esto? —detrás de Pim, en el ruido de fondo, se percibe el sonido a sala de emergencias y como la enfermera camina apresurada hacia un sitio más callado—. ¡Vas a salir con un sexy papá!

—Pim, ni siquiera lo conoces... —Gun se peina con los dedos, más nervioso de lo que debería.

—No tienes mal gusto, hermanito, así que doy por hecho que es sexy.
—¿Puedes por favor ayudarme?

—Oh sí, sí claro. -Gun suspira del otro lado de la línea, su frente contra la puerta de la habitación-. Respondiendo tu pregunta, si cuenta como una cita.

Después de un largo suspiro que suena como un quejido, Gun devuelve el teléfono a su oreja. -Estoy arruinado.

Pim truena la lengua un par de veces, seguramente moviendo su cabeza de un lado a otro, se imagina Gun. —No puedes rendirte sin dar batalla, enano. ¡Estoy segura que vas a cautivarlo! Tú sólo se bonito y ya, no te resulta difícil serlo. Gun de ríe suavemente, una media sonrisa en su rostro y sus dedos tamborileando un cajón a la altura de su hombro, aún recargado en el closet.

—Gracias Hermanita, deséame suerte.

¡Usen condón! —La enfermera se suelta a reír con ganas, sabiendo que su hermano debe estar rojo de la vergüenza. —Ya, ya, suerte.

Tras rodar los ojos y reírse pensando —Hermanita, no tienes remedio. Gun termina la llamada guardando el aparato en el bolsillo trasero de su pantalón. Se acomoda las mangas del suéter, sacude sus manos contra sus muslos y toma una bocanada de aire que deja salir con calma.

—Bien, no pasa nada, no es formal, seguiremos con nuestras vidas...y ....

El sonido de su teléfono interrumpe su monólogo de autoayuda, haciendo al profesor pegar un saltito en su lugar. Se apresura a tomarlo y después de maniobrar varias veces para que no cayera al suelo, finalmente desliza el pulgar sobre el botón verde.

¿Señor Phunsawat? -la ronca y grabe voz de Jumpol le acaricia los oídos, haciendo que el corazón le suba a la garganta y le fallen un poco las manos que sujetan el teléfono en su oído -Habla, hm, soy el papá de Nirin, y yo mmm nosotros estamos en la calle que me indicó pero no encuentro su casa...

Un novio para papii - H.A #1Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum