Quiebre

Spoiler

«Lo hiciste, lo lograste, Todoroki».

 
 
El equipamiento lo hacía ver como un tsunami, tan devastador, a punto de arrasar con todo.

Justo lo que haría.

Su corazón bombeaba con fuerza. Avanzar. No desistir. Ganar. Ganar. Ganar.

Era todo lo que quería pensar. Todo en lo que debía enfocar su mente.

Y sin importar cuanto se gritase, las palabras, el «Shoto, ha ganado» que dijo Burning lo hacía vibrar por dentro.

Lo lleno de adrenalina. De orgullo. Lo alentó. Pero… también.

«¿Qué pasara ahora?».

«¿Está bien? Lo está, debe de».

Gruñe. Debe de estar aquí, justo aquí, justo ahora, en este instante.

No debería estar pensando en salir de aquí, en intentar saber más sobre el otro héroe. No debe. No debe, solo tiene que enfocarse en su pelea.

Las armas son pesadas, jadea con fuerza.

Que tan duro debió ser para Todoroki. Que tan complicada fue la pelea. Tendrá heridas, tal vez muchas. Estará roto, acabado pero en pie. El ganó. El ganó la pelea.

El perdió a su hermano. Lo derrotó.

Lo hizo él. Solo.

Su pelea se esta llevando a cabo como debe ser. Incluso mejor, aún si en su mente quiere estar en otro sitio, escuchando la voz de alguien más y sintiendo su tacto.

En su cuerpo. En su cara.

«Mierda».

Rigidez y ese asqueroso sentimiento, que odia conocer, recorren su espina dorsal eso es todo lo que siente en el momento.

Cuando la mano áspera se aparta el dolor se apodera de él.

Prefiere el dolor al miedo. Aunque sean horribles ambos. Decide canalizar el miedo aun si el dolor lo aturde.

Se desenfoca, no quiere siquiera saber exactamente lo que pasa. Pero duele.

Siente el infierno.

Lanza una explosión. El villano la esquiva sin gracia. Ataca como puede, porque el dolor es tan fuerte que sus piernas tiemblan.

«¿Lo veré?».

Con ira vuelve una vez más, una más fuerte, y no solo de su propia mano, algunos misiles salen. Están en el objetivo, sí, solo que no, no será tan sencillo.

No es suficiente para hacerlo retroceder.

«Tengo que hacerlo».

Ganar era lo que haría. Ganaría. Porque este momento es lo único que se interpone entre él y el anhelo, este que crecía dentro de él.

Difícilmente le hizo daño a Shigaraki. Este aprovecho todo, porque todo estaba a su favor.

Lo tomo del brazo. Lo destrozo.

Abría gritado en cambio, solo escupió la sangre de su boca.

«¿Así termina? Así no lo he decidido. No puede ser todo.
No puede, no puede, porque, ni siquiera inicio».

La vista se le nubla. Antes de caer de rodillas y que Shigaraki se apartará, pudo ver un poco del cielo. Una nube gris y un poco de cielo azul. No sentía más que dolor del lado derecho de su cara pero, si estaban saliendo lágrimas de su ojo no era precisamente del dolor corporal.