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Jinyoung se despierta primero.

La conciencia vuelve a golpearlo como una patada en los dientes; su pecho se expande y sus ojos se abren como platos mientras jadea para despertarse.

Está frente a la gran ventana de la habitación de Jaebeom, la luz del sol tiñe las paredes y la alfombra de color claro a un tono que lastima sus ojos mientras los entrecierra hacia el final de la mañana. El sol ya está arriba y más allá de los techos de los edificios, reflejándose en la metrópolis debajo de ellos como un ojo ardiente.

Debido al sudor, en su piel se pegan las sábanas de seda de la enorme cama. Parpadea hasta que los latidos de su corazón se hacen más lentos y sus pensamientos vuelven a su ritmo perezoso normal.

Realmente había hecho todo eso ayer. Parece irreal, en la forma en que a menudo lo hacen los eventos traumáticos. Está tratando de controlar la misma emoción que lo tenía atrapado por la garganta el día anterior, pero descubre que se le escapa. Todo lo que queda es vacío y una fuerte sensación en su estómago de que, tal vez, finalmente encontró el límite de Jaebeom.

No hay forma de que toda la gentileza de ayer haya sido genuina, ¿verdad? Tuvo que haber un punto en el que Jaebeom sintió que su colapso era una carga.

Su corazón se contrae cuando piensa en algo tan terrible y se da cuenta de que no, no había sido fingido. El ritmo en su pecho tartamudea y se pone al día con pasos acelerados cuando recuerda el beso sombrío de Jaebeom, sin ninguna intención detrás excepto la de la comunicación.

Jaebeom, por alguna razón, se preocupa. Es difícil de comprender, pero lo había dicho cientos de veces sin palabras, y a pesar de correr por el laberinto con las manos sobre los oídos, ahora que se ha dado cuenta, sería un tonto si no lo creyera.

Aún así, está la persistente presencia de la duda mientras se da la vuelta con cuidado para encarar a Jaebeom y no molestarlo. Recuerda con un aleteo en el estómago la forma en que lo había visto dormido en el sofá la noche anterior, tranquilo y suave de una manera que no suele ser cuando está despierto.

Lo admira ahora, nuevamente, las alas de mariposa en su vientre se aceleran mientras mira el rostro dormido de Jaebeom. A la luz de la ventana, sus pestañas arrojan sombras a lo largo de la parte superior de sus mejillas. Su cabello también está desordenado, cayendo sobre su frente y esparcido a lo largo de la almohada donde duerme boca arriba.

Todo en su rostro es tan perfecto como siempre, labios apenas entreabiertos mientras respira uniformemente, nariz con una línea áspera en su rostro con solo la insinuación de un bulto encantador en la cresta.

Traga pesadamente, la sensación le revuelve el estómago mientras recorre con la mirada su ancho del pecho desnudo. La manta está tirada por sus muslos, una rodilla ligeramente doblada como lo había estado cuando se quedó dormido en el sofá, y Jaebeom apenas está cubierto por sus bóxer de talle bajo.

Tentado y deseando distraerse de los pensamientos peligrosos que actualmente intentan invadir su espacio mental, se apoya en su codo y extiende suavemente su mano derecha. Las yemas de sus dedos cruzan el lado izquierdo del pecho de Jaebeom, evitando donde su mano descansa en la depresión de sus propias costillas.

El sol de la mañana que pasó al de la tarde ha calentado su piel bronceada, casi caliente al tacto debajo de los dedos de Jinyoung mientras los arrastra hacia su estómago y traza los vagos cortes de sus abdominales. Jaebeom, aún dormido, suspira ante el toque y su estómago reacciona a la búsqueda ligera de Jinyoung.

Se le corta el aliento cuando Jaebeom suelta un suave gemido y comienza a despertarse.

Con el corazón palpitante, aplana su mano para deslizar su palma por el estómago de Jaebeom y se desliza sobre el vientre hacia la línea de su pene medio duro. Jaebeom se remueve, deslizando el brazo contra las sábanas donde está doblado alrededor del codo de Jinyoung, y su rodilla doblada cae sobre la cama mientras se estira un poco.

Bendita sea mi mala suerte [Bnior/JJP]Where stories live. Discover now