El agujero

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- Llevo en este maldito agujero más de 2 meses, solo puedo observar la muerte acechándome. A mi lado está el Sargento Petit tan putrefacto como siempre, su cabeza está a 7 metros de su cuerpo descuartizado, y sus piernas son un banquete para las ratas. Era un gran hombre, pero por desgracia cuando iba a orinar, un proyectil de la artillería alemana (seguro era una gran Berta) lo evaporizo convirtiéndolo en un rompe cabezas sin solución alguna; sus tripas se dispersaron por toda la trinchera; por ende, orino en un rincón de la trinchera muy apartado de la artillería alemana.

El 21 de febrero empezó sin advertencia alguna, la batalla de Verdún. Era el infierno; los malditos alemanes utilizaron fuego para quemarnos vivos y morir como si estuviéramos en una hoguera, además ellos desplegaron un humo que mataba a todo aquél que lo inhalaba, sin embargo, las plantas se marchitaban al instante (pareciera una tiniebla malévola). Los griteríos de los soldados heridos eran extremadamente escalofriantes y mis compatriotas fallecían por minutos, es horrible ver como una persona se muere de manera calmosa y trágica.

Los cuerpos caían como gotas de agua, en una tormenta interminable de sangre. Recuerdo ver a un chico de alrededor de unos 18 o 19 años suplicando ayuda para poder caminar, ya que estaba picado a la mitad; la verdad es que sentí mucho pavor ver como sufría. Luego dijo: -¡¡¡MAMAAAAAA, MAAAAMA, AMMAAA!!!-. De pronto una bala atraviesa su joven rostro, dejándolo sin vida. Las suplicas de ayuda se las llevó el viento, y el ruido estremecedor de los disparos. No quise mirar más hacia atrás, agarré sin titubear mi fusil Lebel, apunté directo hacia un alemán que estaba corriendo y le arrebate la vida sin compasión ni arrepentimiento, pero mate a un hombre que posiblemente tuviera una madre esperándolo en casa o simplemente una familia como la que yo tengo. Trato de no pensar en los alemanes que maté para subsistir.

Sigo en este maldito agujero, es de noche, pero cabe resaltar que los zurullos cercanos a mí, y los cañones de los alemanes (que pareciera que se lo pidieron prestado al propio demonio), no me dejaban dormir tranquilo. Siento que voy a perecer en cualquier momento mas no estoy preocupado por ello. Escasea la comida, no sé si pueda resistir más.

Es otro día, mas no sé qué hacer, a veces me provoca suicidarme con mi revolver Saint Etienne, o simplemente ponerme al descubierto para que los alemanes puedan asesinarme a gusto. Pero recuerdo que tengo dos hijas Adelaide y Isabelle; su madre Adrienne. Mi mamá es también una de las mujeres que pienso desde que llegue aquí; su nombre es como decir la palabra más hermosa y sonora en el idioma francés, Mélodie es el espectacular nombre de mi bella madre.

Cuando caminaba por las trincheras en busca de suministros para mis tropas, logré pisar algo desagradable, pensé que era excremento así que seguí en mi búsqueda de suministros; hasta que de pronto un mensajero británico llego hacia mí, todo sucio y cansado; me dio la impresión de que no había dormido. Y luego me entrego una carta, con una cara de preocupación y temor a la vez. Me dejo atónito por el mensaje que trasmitía la carta, ahora esta batalla sería una en donde el ser humano olvidaría lo que dijo Jesús: "Amarás al prójimo, como a ti mismo". "Se le informa que el primer pelotón de infantería austro-húngara se dirige de prisa a Verdún; al parecer tienen como principal objetivo eliminar cualquier resistencia en dicha zona. Los alemanes también planean colocar minas por debajo de las trincheras francesas, ya que no hemos observado ninguna actividad bélica por tres días, sin embargo, no tenemos certeza de ello. Por consiguiente, mandaremos a tropas inglesas y escocesas para que refuercen sus líneas de defensa, además enviaremos zapadores (mineros); que puedan hacerles frente a los planes alemanes. El alto mando francés le ordena que regule los suministros, que los soldados no desistan en la lucha; si es posible coloquen minas en cada sector de las trincheras francesas por si mueren en la lucha, para que destruyan sus posiciones y no le den la satisfacción al enemigo. Sin más nada que agregar el alto mando le desea suerte y que Dios este de nuestro lado, VIVE LA FRANCE". Y con este mensaje tan perturbador y desalentador, me arruinaron el día; el supuestamente excremento que pise, no era exactamente eso, era masa encefálica dentro de mi bota.¡¡Odio estar en este maldito agujero!!.

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⏰ Last updated: Jul 30, 2022 ⏰

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