Prólogo

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Dolor. Esa aflicción intermitente que aterrizó en mi vida inesperadamente sin dar opción a nada más. Una alteración en mis pensamientos, y una astilla clavada en alguna parte imposible de alcanzar. 

Me resulta complejo recordar mi vida antes de él. Su llegada imprevisible llenó mis días de intensidad, de un cúmulo de sensaciones arduas de poder explicar.  Soñaba con salir de un lugar ardiente e insufrible. Pero éramos nosotros, éramos uno. El tiempo junto a él transcurría apasionadamente. Cada momento que compartíamos se convertía en un cosmos totalmente alejado de la realidad, en el cual nos encerrábamos y todo se resumía en reír, llorar, amarnos, pelear y follar. He de decir que él me daba vida y ganas de vivir. Pero también admitir que en ciertos puntos me sacaba de mi ser y me hacía hacer cosas que jamás pensé que haría. Mi persona, mi mente y mi voluntad eran todo fuerzas opuestas tratando de combatir entre ellas para salir adelante. 

Odiaba mucho cuando peleábamos, nos lanzábamos cosas, y acabábamos dando golpes a puertas y paredes. Sin embargo, lo posterior a la pelea era de mi agrado. Comenzábamos a llorar desnudos uno encima del otro. Me encantaba cuando nuestros cuerpos se juntaban y lo sentía dentro de mí. En esos ratos era cuando me hacía jurarle que siempre sería de él. Yo asentía y le prometía que siempre iba a estar solo para él, que era suya.

Incluso comiendo palomitas en su sofá yo era la más feliz del mundo. Nuestras miradas se juntaban y me hacía quererlo aún más. Le apretaba la mano y también el cuello, siempre pensando que alguna vez lo podría perder. Ese era mi mayor miedo: perderlo. Me acercaba a su cuello y lo olfateaba, asegurándome de que olía igual que siempre. Su perfume es algo clavado en mi, un aroma que nunca olvidaré. A pesar de cada lágrima que me sacaba, él se convirtió en el motivo de mi humilde existencia. Mis ganas de verlo eran anormales y mis ilusiones hacia él crecían cada día un poco más. Era el pilar de mi vida y el motor de mi cuerpo. Cuando me decía que me quería y que no podía vivir sin mí, nuevamente mis ojos se llenaban de lágrimas, de pensar que había encontrado a una persona que se asimilaba cada vez más a mi alma gemela. Incluso cuando me llegaba un mensaje suyo las mariposas convivían en mi estómago. Todo se resumía a él.

Está claro que es difícil calcar en papel unos sentimientos tan verdaderos. Relatar un amor tan intenso quizás se convierta en un gran reto. Nuestro amor es sin duda lo más complicado de definir. Aunque si lo hago con dos palabras, diría amor tóxico.

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⏰ Last updated: Aug 17, 2022 ⏰

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