Dicen que los cuervos rompen cadáveres
Que comen la luz de los ojos no vivos,
Para que estos no lloren más.
Dicen que estas aves tiñen con su espantoso canto,
Las nubes, los bosques, los prados... la vida,
Dicen que son mensajeras del averno, del destierro...
No todo mortal merece alas,
Y a estas aves no se les ha negado su vuelo,
Tampoco el color, pues el negro brilla con luz propia
Todo aquello que se levanta por encima de los cielos
Con o sin majestuosidad ¡vuela, vuela, vuela!
Y eso es más honroso que poseer solo el deseo de ser vuelo.
Cuervos...
Cuencos negros donde se aloja el grito de la vida,
Llanto del hades que sube a la tierra
Para que pueda ser apreciado un pedazo de abismo
En nuestro apocalipsis como un minutero,
Como tinta que corre en el papel
Que se va escribiendo... que se va destiñendo.