CAPÍTULO 1

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Hace unos días me había enterado de que mi madre salía con otro hombre, me molestó que no me lo hubiera dicho, pero tuve que resignarme.

No me adaptaba a la idea de otro hombre que no fuera mi padre. Hacía ya un año que había muerto, desde entonces mi mamá no había conocido ni estado con nadie. Mirándolo del lado positivo, me alegraba que pudiera seguir adelante.

Sin embargo, aquel hombre no me daba buena espina...

Me sorprendió lo rápido que lo trajo a casa. Tuve que sobrepasar el shock por un buen rato, aceptar que viviría con un hombre extraño.

Sin embargo, mientras hiciera feliz a mamá, estaba bien. Mi única prioridad era verla sonreír.

(...)

— ¡Hola! —. Entraba por la puerta del frente, acababa de llegar del instituto.

— ¡Buenas tardes hija! ¿Qué tal tu día? —. Me da un beso en la frente.

— Todo bien —. Me sentí inquieta, rodé la mirada por cada rincón y allí le ví, allí estaba él, mirándome con esos ojos diabólicos.

— Eh...iré a mi habitación —. Dije luego de un trago amargo.

— Claro hija, te esperamos para cenar en unos minutos —. Sonríe mi mamá.

Le asentí. La mirada de aquel hombre me hacía sentir incómoda, no soportaba estar más bajo su intimidante presencia.

Intenté pasar desprevenida e indiferente a su lado, sin embargo, su voz me detuvo.

— ¿No me vas a saludar? —. Le miré, sonreía, su sonrisa me daba escalofríos.

— Hija, ¿por qué no saludaste a Rafael? —. Preguntó mi madre mientras me fruncía el ceño.

Mi mirada fue hacia ella y terminé clavándola en él. Sus ojos tenían un brillo peligroso, siempre lo ví.

— Perdón, no quise ser maleducada —. Dije entre dientes y me di la vuelta.

Subí rápidamente a mi habitación. Me senté en la cama pensando en el momento incómodo que acababa de tener.

No quería darle muchas vueltas al asunto, él no me había hecho nada malo, pero su forma de mirarme no me gustaba.

Me exalté cuando sentí unos golpes en mi puerta.

— Hija —. Se asomaba mi madre, no dije nada, ella entró y se sentó a mi lado.

Estábamos en silencio, con la palma de su mano me frotaba la espalda. Hasta que la oí suspirar.

— Hija...se que aún no te acostumbras a esto, y que Rafael tal vez no sea de tu agrado —. Le ví una expresión de angustia, no me gustaba que la tuviera.

— No quise ser grosera —. La miro.

— Es cuestión de tiempo, me adaptaré, no te preocupes —. Le sonrío.

— No te quiero presionar ni obligar hija, quiero que lo sepas —. Pasa una mano por mi cabello.

— Descuida mamá, todo está bien —. Llevo una mano a su mejilla.

Mamá asintió, esta vez sonriendo. Me gustaba verla sonreír, porque solo yo sabía cuanto sufrió por la muerte de mi padre.

(...)

En unos minutos los tres estábamos sentados a la mesa cenando. Observaba como mi madre y mi padrastro charlaban entre si sobre el trabajo, hasta que en un momento se oyó el sonido de un teléfono.

— ¡Oh! perdóneme, es mi teléfono, debo ir a responder —. Se levanta mi madre dejándonos a mi y a Rafael solos en el comedor.

La seguí con la vista hasta perderla. Luego miré disimuladamente a Rafael, que en ese momento se llevaba un bocado. Hice lo mismo, llevándome la cuchara a la boca no pude evitar sentir una mirada sobre mi.

Levanté la vista encontrándome con los verdes ojos de Rafael clavados en mi. Me miraba mientras curvaba la comisura de sus labios.

— ¿Qué miras tanto? —. Acabé preguntando mientras me temblaba la mandíbula inferior.

— Lo linda que eres —. Su comentario me desconcertó, lo poco que había comido se me paralizó en el estómago.

Le miré con pavor, el corazón me latía desbocado. Estuve a punto de levantarme cuando veo a mi madre regresar.

— Ah, perdonen la espera, pero me temo que no podré quedarme a terminar de cenar —. El comentario de mi madre me asusta.

— ¿Qué pasó querida? —. Mi mirada se dirigió de nuevo a Rafael al escuchar su pregunta.

— Ah dios. Debo ir a cubrir a una enfermera, a la pobre se le presentó una urgencia familiar y no encontraron a nadie más —. Decía con cierto disgusto.

— ¿Ahora? ¿Tan tarde? —. Pregunté con gran inquietud.

— Si hija, me temo que si —. Me pasa una mano por el cabello.

Lo único que grandemente me desagradaba de aquella situación era que al parecer iba a tener que quedarme a solas con Rafael, y eso no me gustaba.

Oscuro secreto [+18]Where stories live. Discover now