Traje de Maid y Orejitas de gato.

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Especialmente esa noche había decidido vestirse con medias y traje de sirvienta japonesa. Tenía conocimientos de que a Vegetta le gustaban los jueguitos de rol donde él tenía el poder o dominancia, en especial cuando voluntariamente se sernia bajo su mando y le hacía creer que lo tenía a sus pies.

Era un curioso juego que le gustaba, pero jamás habían llegado lejos. Y hoy quería cambiar eso.

Miró las bonitas medias blancas alrededor de sus tobillos, pantorrillas y muslos, tenían un bonito listón que le llegaba a la mitad del lechoso muslo delgado. Realmente eran lindas, le quedaban muy bien. Le dió un pequeño vistazo al traje de maid que estaba en el suelo, era el típico, el común, sin ningún detalle distintivo al resto o algo significativo para la ocasión; y así le gustaba, simple.

Sonrió cuando recordó que tenía unas bonitas orejas de gato en algún cofre de su casa, se dispuso a buscarlas y rápidamente las encontró, con una sonrisa coqueta se las puso y acomodó de la mejor manera, arreglando un poco su cabello. Cuando sintió que estaba listo, se puso el traje de maid y sin verse en un espejo, pero confiando que se veía bien, salió de casa camino a su destino.

De camino se encontró a Alexby, quien no dudó en decirle que se veía bien, mantuvieron una peaueña conversación y lo dejó cerca del centro de Karmaland. Siguió su rumbo hasta la casa de Vegetta, quién estaba construyendo unas pequeñas islas a las afueras de su mansión.

- ¡Vegetta~! - Gritó cuando llegó a la isla flotante, se sacudió la falda y acomodó las orejitas de gato. Vegetta por su parte lo vió de lejos al escuchar el grito y dejando lo que estaba haciendo se dirigió hacía Rubius.

- Eh, Doblas. - Sonrió y vió su bonito traje de maid. Lo bien que se le veía junto a ese par de medias que se pegaban a sus muslos, las orejitas de gato que le daban un toque más tierno y la sonrisa descarada que tenía en el rostro. Cuando sus ojos se encontraron, Rubius cambió completamente su expresión a una más dócil y sumisa, bajando un poco el rostro y tocando con la punta de sus dedos la falda del vestido. Vegetta tragó saliva. - Rubius~ - Y ahí estaba, usando su característica voz seductora, como una suave melodía de jazz al oído. - Te ves muy guapa.

Rubén sonrío, justo eso quería escuchar.

- ¿En serio, mi señor? -  Rubius miró sus pies, dando la imagen de ser frágil y sumiso a la vista. - Me vestí sólo por usted, mi señor. - Y pudo notar como Vegetta tragaba grueso al verlo.

- De verdad, me encanta que me digas "mi señor", tengo una clase de fetiche con eso. - Sus ojos estaban ansiosos y la vista que tenía delante suyo le hacía picar las manos por tocar, descubrir qué había debajo de esas faldas y que tan lechosas eran esas piernas, si eran tan rellenas a como se miraban a la vista y si encajarían perfectamente entre sus manos o alrededor de su cintura.

- Por supuesto, mi señor. - Rubius asintió con una pequeña sonrisa y con la vista en los zapatos del contrario, inclinado un poco hacia adelante. El viento moviendo su falda, mostrando un poco más sus muslos. Vegetta no pasó es detalle y sonrío.

- Vamos. - Le invitó a ir dentro de su mansión y Rubius lo siguió a su lado. Entraron a la gran mansión que aún estaba en construcción, con algunos detalles nuevos y más acogedora de la última vez que había ingresado. - Ve al cuarto, ya sabes donde queda, yo llego en unos minutos. - Vegetta le indicó desviando su camino hacía una de las habitaciones de al lado, a lo lejos escuchó un suave "Si, mi señor" provenientes de los labios de Rubius.

Por su parte, Rubius tenía una sonrisa en el rostro, subió las escaleras y llegó en poco tiempo a la habitación indicada, miró el cuadro en la pared, justo encima de la cama y negó rodando los ojos. Sin quitarse la ropa o los zapatos bajos que tenía puesto se metió al jacuzzi. El agua estaba tibia y le hacía cosquillas en la piel, con su mano hizo turbulencias en el agua y se acomodó en una esquina del jacuzzi, apoyando sus brazos al borde y separando un poco su piernas para verse más tentativa a la vista. A lo lejos escuchó los pasos apresurados de Vegetta y se puso de rodillas, el agua cubriendole por encima del ombligo.

Rubius Maid +18 [rbgtt]Where stories live. Discover now