En mis años de vida he observado todo tipo de experiencias. No recuerdo cuando nací o desde cuando estoy en este mundo. Recuerdo haber vivido las épocas imperiales, las cazas de brujas, la llegada al nuevo mundo, etc.
Delante mío he visto acontecer hechos devastadores, terroríficos, románticos, e incluso imposibles de creer si no lo ves. Muchos no creen en los fantasmas, pero yo os puedo asegurar que los espíritus habitan en un plano superpuesto al terrenal; están atados a la tierra en la que nacieron al igual que yo. Los veo pasar. Me vienen a visitar cual viejo amigo suyo, pues también vinieron en vida.
He visto a gente enamorarse bajo el cobijo de mis ramas por el largo de los siglos; mas de la misma forma la muerte ha descansado sobre estas viejas raíces. La gente de poder ha acudido a mí como lugar de juzgado y herramienta de verdugo.
He visto arder sin ser quemado; desaparecer mi hogar sin ser talado; he vivido de aire puro para terminar inhalando toxicidad.
Hoy mi amado bosque es un bonito jardín, el cual jamás será igual de hermoso, pero tampoco es el fin. En cien años ya os contaré que es lo que ha sido de mí.
De momento una pequeña señorita me cuida y así me hace feliz, ella me da amor y yo un lugar para vivir mil vidas y aventuras.
No sé cuánto tiempo me queda en este mundo, pero de lo que sí estoy seguro es que no me importa, pues por mucho dolor que pueda presenciar, los momentos de bondad siempre dan esperanza a este viejo tonto trozo de madera. Mas no me iré sin más, antes dejaré mi semilla para así mantener algo de belleza y bondad en este mundo infernal y celestial.
