Vivo en un reino dónde cada quien ve por los suyos... Los nobles solo les interesa quedar bien frente la reina briana para mantener sus lujos...la reina o la suprema como le llaman sus esclavos, es alguien fría, castiga cruelmente a quien se le opon...
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Trato de dormir sobre mi dura cama,mis pies estan fríos...mis sábanas demaciado delgadas y ásperas...sorbi mi nariz dándome la vuelta para acomodarme pero fue un intento fallido, De pronto escuchó un grito algo agudo que me asustó bastante, después reconocí los llantos de Marian, mi pequeña hermana de apenas 6 años, me levanté y rápidamente me dirigí a la esquina donde dormía la pequeña en aquel frío y oscuro cuarto y que le provocaba resfriados bastante seguido.
—ya princesa.... Ya...—hable tranquilamente mientras caminaba hacia donde lloraba la pequeña.
Tome a marian en mis brazos y empeze a arrullarla mientras tarareaba una canción de cuna, ella solo enterró su carita en mi pecho mientras se aferra con sus frías manitas a mi camisa buscando calor.
—¿Te desperto?—pregunto mi madre que acababa de llegar, nege con la cabeza.
Ella solo sonrió dulcemente y tomo a Marian para llevarla para dormir con ella.
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Al día siguiente me levanté y cambie poniéndome lo menos desgastado y roto que tenía.
Me acomode mi cabello color cafe rojizo,mientras me miraba en el pequeño espejo roto que tengo.
Mis ojos son color azul claro, mi piel es clara, soy alto y delgado.
Vivo en una casa de madera es de dos pisos ya está algo vieja y desgastada ¿Que podemos hacer? Nada... No tenemos dinero... En los trabajos que hay no pagan lo suficiente para sobrevivir...
Salgo de mi habitación y bajo las escaleras, mientras bajaba escucho mis padres hablar,me detengo a escuchar conversación.
—¿Que vamos a hacer? ¡No hay comida ni agua, no tenemos nada para calentarnos y corremos el riesgo de que nos arresten por ser reveles!—decia mi madre preocupada y al borde del llanto.
—no arrestaran a nadie, y lo de la comida buscaré otro trabajo si es necesario... Estaremos bien—hablaba mi padre para tranquilizar a mi madre.
Baje las escaleras y di los buenos días como si no nunca ubiera escuchado nada, salí de casa para tratar de conseguir comida, camine por las calles del pueblo contacto mis ahorros, compré agua, un poco de fruta y verdura,carne, y algo de pan, compré para todo lo que me alcanzó, estaba por regresar a casa cuando sonó la campana que indicaba que habian capturado a un revelde.
